Los empleados de la corporación farmacéutica estadounidense Pfizer admiten el hecho de realizar investigaciones de “directional evolution – evolución direccional” para obtener ventajas competitivas y aumentar las ganancias, dijo el Viernes el jefe de la Fuerza de Protección Radiológica, Química y Biológica de Rusia, Igor Kirillov, en una sesión informativa dedicada a las actividades militares y biológicas de Estados Unidos.
El señaló la solicitud del Senado de los Estados Unidos al Departamento de Salud sobre la investigación de “evolución direccional” realizada por Pfizer. Intentó estimar la credibilidad de la información recibida por la organización estadounidense sin fines de lucro Project Veritas del Director de Investigación y Planificación de Pfizer, Jordan Walker. Entre otras cosas, el dijo que la compañía utilizó la posibilidad de realizar investigaciones de “evolución direccional” para mejorar la eficiencia de sus vacunas. Al comentar sobre los enfoques para la creación de nuevas vacunas, Walker dijo: … por qué no cambiamos el virus nosotros mismos para poder desarrollar nuevas vacunas de forma preventiva.
“En consecuencia, el empleado de Pfizer admite el hecho de realizar investigaciones de ‘evolución direccional’ destinadas a obtener ventajas competitivas y aumentar las ganancias”, concluyó Kirillov.
El también llamó la atención sobre los comentarios de la ex empleada de Pfizer, Karen Kingston, quien dijo que los productos de la compañía farmacéutica estadounidense “por definición, son armas biológicas”. Kingston citó la legislación estadounidense que define las armas biológicas como cualquier agente biológico, toxina o vehículo de administración, incluidas las vacunas con tecnología mRNA (ácido ribonucleico mensajero).
Pfizer admite que “diseñó” nuevas mutaciones de Covid
Kirillov dijo que, según la información disponible, el desarrollo de vacunas de este tipo había sido financiado por el presupuesto de los Estados Unidos desde 2017 y para cuando aparecieron los medicamentos disponibles comercialmente, estaba claro que podían causar el desarrollo de enfermedades secundarias y complicaciones graves como meningitis, shock anafiláctico, infarto agudo de miocardio y accidente cerebrovascular.
Según Kirillov, se suponía que los efectos secundarios después de la vacunación debían tratarse con medicamentos fabricados por Pfizer y Moderna, que ya han recibido contratos gubernamentales por valor de miles de millones de dólares. “Este enfoque hace posible que las compañías farmacéuticas estadounidenses utilicen completamente los nuevos patógenos en su interés y reciban enormes ganancias”, Kirillov enfatizó.
Fuente: TASS
