En palabras del US Secretary of State, Antony Blinken, Europa está atravesando una de las mayores luchas en nombre de la libertad desde la guerra civil estadounidense.
“Los ucranianos están luchando por su país; están luchando por su futuro; están luchando por su libertad”, dijo Blinken recientemente.
“Estoy convencido y confío en que, al final del día, la independencia de Ucrani y la soberanía de Ucrania prevalecerán y estarán allí mucho después de que Vladimir Putin haya dejado la escena”, el dijo.
Lo que no dijo fue la realidad de que el presidente ruso, Vladimir Putin, ha sobrevivido a cuatro administraciones presidenciales estadounidenses y está en camino de sobrevivir a una quinta: la administración Biden en la que sirve Blinken.
Los comentarios de Blinken se producen inmediatamente después de los continuos llamamientos del asediado presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, para entregas adicionales de armas pesadas necesarias para la guerra en curso contra las fuerzas rusas.
Si bien el reconoce que las fuerzas ucranianas estaban sufriendo “pérdidas dolorosa” en el frente, Zelensky cree que las fuerzas ucranianas podrían aferrarse a la disputada región de Donbass y, finalmente, lanzar un contraataque que expulsaría a las tropas rusas de la totalidad del territorio soberano de Ucrania, incluyendo Crimea y Donbass.
Si bien muchos analistas militares han llegado a evaluar que la guerra en Ucrania se ha inclinado a favor de Rusia, los funcionarios de defensa de Estados Unidos afirman que, de hecho, es todo lo contrario: Ucrania está saliendo de la lucha actual con “una ventaja” provocada por la provisión de miles de millones de dólares de asistencia militar de Estados Unidos y Occidente a las fuerzas armadas ucranianas.
Aparentemente, la postura de Estados Unidos ha envalentonado a los aliados europeos de Ucrania, con el presidente francés Emmanuel Macron, el canciller alemán Olaf Scholz, el primer ministro italiano Mario Draghi y el presidente rumano Klaus Iohannis viajando a Kiev para prometer su apoyo continuo a Ucrania, no solo en términos de continuar proporcionando armamento avanzado, sino también de apoyar los esfuerzos de Ucrania para unirse a la Unión Europea.
Para no quedarse atrás, el primer ministro británico, Boris Johnson, hizo su propia excursión en solitario a Kiev el Viernes, armado con un plan para que Reino Unido entrene a 10,000 soldados ucranianos cada 120 días.
El problema al que se enfrentan los líderes europeos es la dura realidad de las matemáticas militares. La fuerza impulsora detrás de la necesidad desesperada de armas pesadas de Ucrania es el hecho de que en los más de 100 días que Ucrania ha estado luchando contra Rusia, el ejército ruso ha destruido la gran mayoría del arsenal que Ucrania poseia antes del conflicto.
Este hecho se incrementa con violencia todos los días: en un conflicto que ha adquirido la característica de un duelo de artillería masivo, los ucranianos pueden disparar entre 5,000 y 6,000 rondas de artillería por día contra las fuerzas rusas.
Rusia, por su parte, responde con 60,000 disparos por día (para comparar, las fuerzas estadounidenses dispararon un total de 60,000 disparos de artillería durante la Operación Tormenta del Desierto en 1991).
La verdad dura es que Rusia destruirá cualquier armamento que proporcione Occidente mucho antes de que Ucrania pueda reunir la mítica “capacidad ofensiva” en la imaginación estadounidense.
Además, dado que los propios funcionarios ucranianos admiten tasas de bajas de más de 200 muertos y más de 500 heridos por día, no hay forma de que la oferta de entrenamiento de Johnson pueda revertir la inevitable marea de la inminente derrota militar estratégica de Ucrania. Con Ucrania perdiendo 10,000 soldados cada dos semanas, la oferta británica de reemplazarlos cada cuatro meses suena hueca.
El presidente de la República Popular de Donetsk, Denis Pushilin, en una declaración realizada durante el St. Petersburg International Economic Forum (SPIEF), indicó que la decisión de Ucrania de recibir armas pesadas de Occidente no deja a las fuerzas rusas otra opción que continuar las operaciones militares incluso después de la liberación de Donbass.
Todas las ciudades de Ucrania donde haya una gran población rusa, como Kharkov y Odessa, serán capturadas y las fuerzas armadas ucranianas destruidas.
Es difícil imaginar que Pushilin hiciera tal declaración en suelo ruso, en una conferencia organizada por la Presidencia rusa, sin aclararlo primero con sus anfitriones rusos.
Antigua Ucrania será anexada a Rusia mediante referendos especiales
Hay que pagar un precio por las fantasiosas ilusiones de Occidente y de aquellos en Ucrania que las creen, y ese precio puede ser la existencia misma de un estado ucraniano.
Fuente: Almanar