Manifestantes irritados, algunos armados con bates, asaltaron el Parlamento de la Región Autónoma del Kurdistán iraquí, en la ciudad de Erbil, el domingo, en un momento en el que los parlamentarios aprobaban la petición del presidente del Gobierno Regional Kurdo, Massud Barzani, para abandonar el cargo, lo cual se hará efectivo el 1 de noviembre.
Algunas fuentes señalan que fueron peshmergas (combatientes kurdos) del régimen de Barzani los que llevaron a cabo la protesta.
“Después del 1 de noviembre, ya no ejerceré mis funciones. Rechazo la prórroga de mi mandato”, dijo el líder kurdo en una carta leída al Parlamento. “Pido al Parlamento que supla la vacante en la Presidencia del Kurdistán”.
Barzani fue presidente del Gobierno Regional Kurdo (GRK) desde 2005. Sin embargo, él había sido objeto de ataques de sus críticos por permanecer en el poder después de que su mandato expirara en agosto de 2015.
La pasada semana, el Parlamento decidió “congelar las actividades” de Barzani, su vicepresidente Kosrat Rasul y el jefe del gabinete presidencial, Fuad Hussein.
El 22 de octubre, el principal partido de oposición del Kurdistán iraquí, la Unión Patriótica del Kurdistán, llamó a Barzani a dimitir y pidió la formación de un gobierno de salvación nacional.
Estas críticas internas fueron el fruto de dos fracasos de Barzani:
– El 25 de septiembre, el GRK organizó un referéndum no vinculante para la independencia de la región. El gobierno central Iraqi en Bagdad rechazó el mismo y lo calificó de inconstitucional. Los paises vecinos de Iraq, Irán y Turquía, y la comunidad internacional en su conjunto rechazaron la celebración de la consulta.
– El gobierno central iraqí lanzó una ofensiva militar contra las zonas de la provincia de Kirkuk, que no forma parte de la región autónoma kurda, que habían estado en poder de los peshmergas kurdos desde el año 2014, fecha de la ofensiva del Daesh en Iraq. Como consecuencia de la ofensiva iraqí, los kurdos perdieron la ciudad y la provincia de Kirkuk, incluyendo todos los pozos petróleros, que habían estado operando y vendiendo el crudo de forma ilegal.
Bajo la fuerte presión del gobierno central de Iraq y de sus vecinos, Irán y Turquía, el gobierno de Barzani ofreció “suspender los resultados del referéndum e iniciar un diálogo con el gobierno central”, pero Bagdad afirmó que quería que el resultado del referéndum fuera “totalmente anulado”.
De este modo, y atravesando una situación insostenible, Barzani optó por dimitir, no sin antes mostrar su resentimiento hacia sus aliados estadounidenses, a los que acusó de haberle abandonado.
En un discurso televisado poco después de que el Parlamento regional aceptara su dimisión el domingo, Barzani lamentó que nadie hubiera apoyado las aspiraciones kurdas en favor de la independencia y mostró su decepción por la postura oficial estadounidense.
Estados Unidos manifestó un discreto rechazo al referéndum kurdo antes de su celebración. Sin embargo, Barzani pareció creer que una vez que la votación hubiera sido celebrada, Estados Unidos aceptaría el hecho consumado y respaldaría la secesión kurda, pero esto no sucedió.
“Nadie nos apoyó, excepto nuestras montañas”, dijo Barzani con amargura en su discurso, donde apareció significativamente junto a una bandera iraqí.
Fuente: Al Manar