Un nuevo plan para equipar a Australia con submarinos de propulsión nuclear que utilizan tecnología de Estados Unidos y el Reino Unido puede tener como objetivo contrarrestar a China, pero pisa los dedos del aliado de NATO Francia, que perdió un contrato masivo de construcción naval con Australia.
El presidente estadounidense Joe Biden, el Primer Ministro australiano Scott Morrison y su homólogo británico Boris Johnson anunciaron la iniciativa ‘AUKUS’ en un evento virtual a tres bandas el Miércoles. AUKUS supone que deben iniciar consultas de 18 meses para finalmente proporcionar a Australia submarinos con propulsión nuclear pero con armas convencionales, lo que la convierte en la primera nación no atómica con submarinos nucleares.
El astillero francés Naval Group expresó “decepción” por el anuncio, ya que significaba que Australia estaba cancelando su contrato para una docena de submarinos diesel-eléctricos. La prensa australiana ha reportado el valor de ese contrato en 90 mil millones de dólares australianos (66 mil millones de dólares).
El contrato de Naval Group fue respaldado personalmente por el presidente francés Emmanuel Macron, quien prometió un compromiso “total y completo” con él en Junio, según AFP, incluso cuando Australia ya estaba en conversaciones con Reino Unido y Estados Unidos, aparentemente.
La “lamentable” decisión de Australia fue “contraria a la letra y el espíritu de la cooperación que prevaleció entre Francia y Australia”, dijeron el ministro de Relaciones Exteriores francés Jean-Yves Le Drian y la ministra de las Fuerzas Armadas Florence Parly en una respuesta conjunta al anuncio de AUKUS.
Tanto Le Drian como el ex embajador de Francia en los Estados Unidos, Gerard Araud, dijeron más tarde que su país había sido “apuñalado por la espalda.”
Parte del problema con el acuerdo del Naval Group era que el gobierno australiano insistía en fabricar y abastecer los componentes localmente, según Reuters. Al menos un diputado australiano ya se ha preguntado si Australia hará las mismas demandas en el acuerdo de AUKUS, o simplemente comprará diseños listos para usar de Estados Unidos y Reino Unido.
El ministro de Defensa australiano Peter Dutton y la ministra de Relaciones Exteriores Marise Payne ya están en Estados Unidos, mientras que se espera que el primer ministro Scott Morrison llegue a finales de este mes.
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La Royal Australian Navy actualmente opera seis submarinos clase Collins, basados en un diseño sueco y construidos entre 1990 y 2003 en Port River, cerca de Adelaida. Australia había hecho un acuerdo con Naval Group en 2016 para una docena de nuevos buques, pero el contrato desde entonces “se ha roto debido a una serie de desacuerdos sobre los costos en espiral, los cambios de diseño, el retraso en el calendario y la participación de la industria local”, según el diario australiano Financial Review.
Después de que un miembro de un think-tank europeo calificara la cancelación como “una cuchillada en la espalda a Macron en un acuerdo muy importante para Francia, ya que parecía solidificar su propio papel complementario en el Indo-Pacífico”, un periodista australiano en Alemania no estuvo de acuerdo.
Australia estuvo “descontenta durante mucho tiempo con los incrementos de costos y los plazos incumplidos del programa francés”, argumentó Trent Murray. “A los ojos de Australia, Naval Group simplemente no entregó lo que se estaba pagando.”
El acuerdo de AUKUS tiene implicaciones tanto financieras como políticas para Francia, han señalado numerosos observadores. El gobierno francés tiene una participación del 62% en Naval Group, con el tercio restante en manos de Thales, en parte propiedad del Estado. Perder el contrato con los Estados Unidos y el Reino Unido también sería un “golpe importante para Macron” y “podría provocar un replanteamiento en Francia sobre las alianzas estratégicas con la Anglosfera”, dijo un corresponsal de Reuters en París.
La declaración de Le Drian y Parly parece confirmar esto, ya que señalaron que la “lamentable” decisión de Australia “refuerza la necesidad de plantear la cuestión de la autonomía estratégica europea” como la única “forma creíble de defender nuestros intereses y nuestros valores en el mundo.”
Fuente: RT