Una y otra vez, las cosas que aparecen en los titulares en medios occidente no son lo que parecen.
Las protestas en curso durante semanas en Hong Kong son mucho más que una oposición a la ley de extradición de la legislación de la autoridad de China, la medida propuesta por legisladores pro-China, que gobierna con control mayoritario en Hong Kong (porque la mayoria de los votantes de Hong Kong asi lo decidieron).
Los medios estatales de China calificaron las manifestaciones y la violencia relacionada como una “conspiración con el Occidente”.
El Global Times (GT) de China dijo que “el futuro de la ciudad no será secuestrado por (la) oposición y sus partidarios occidentales”, y agregó:
“Fuerzas internacionales han colaborado cada vez más con la oposición en Hong Kong”.
Dos grupos opositores visitaron los Estados Unidos en marzo y mayo. Se reunieron con la US House Speaker Nancy Pelosi y el US State Department Secretary Michael Pompeo, discutiendo claramente la estrategia contra China.
“Estados Unidos ha estado particularmente activo entrometiendose en los asuntos de Hong Kong (…) para presionar a China”, dijo GT. Los Estados Unidos está colaborando con elementos de la oposición, su práctica de muchos años en países soberanos independientes que no controla, una flagrante violación del derecho internacional.
Días antes, los provocadores en Hong Kong rompieron ventanas y cometieron otras formas de violencia.
Después de estrellar la puerta principal del parlamento, irrumpieron en el edificio, rociaron graffiti y se enfrentaron violentamente con la policía.
Lo que está sucediendo en Hong Kong tiene las huellas digitales de la CIA y la National Endowment for Democracy estadounidenses (con el mandato de eliminarlo dondequiera que exista) por todas partes, lo que tiene a China claramente furiosa por la participación de Estados Unidos en lo que está sucediendo – una acción hostil contra su soberanía.
RT informó que los provocadores antigubernamentales “derribaron los retratos del líder de la ciudad, Carrie Lam, así como del presidente chino, Xi Jinping. (Ellos) también escribieron consignas políticas en todo lo que se veía, paredes y pisos incluidos”.
Lo que está pasando requiere de planeación y liderazgo. Estados Unidos tiene una larga y perturbadora historia de entrometerse en los asuntos internos de otros países, aliados y adversarios en todo el mundo.
Donald Trump expresó su apoyo a lo que está sucediendo en Hong Kong, diciendo que “ellos están buscando la democracia (sic) y creo que la mayoría de la gente quiere la democracia (sic). De eso se trata (sic). Se trata de la democracia (sic)”.
“No hay nada mejor (sic) … lamentablemente, algunos gobiernos no quieren la democracia” – especialmente los Estados Unidos, otras naciones occidentales e Israel, la noción prohibida por los regímenes extremistas de línea dura que gobiernan estos países.
GT dijo que “(cuando) los manifestantes irrumpieron en la Legislatura de Hong Kong, fue un ataque abierto y simbólico destinado a expresar desprecio por el imperio de la ley al pisotear los intereses fundamentales de la sociedad”.
Ninguna nación tolera la violencia y otras conductas destructivas, especialmente cuando se dirige y / o se apoya desde el exterior, como en Hong Kong.
China claramente no permitirá que los residentes pacíficos de la ciudad sean aterrorizados por vandalos apoyados por extranjeros que cometen actos de violencia.
En los Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, en otras partes del occidente, y especialmente en Israel contra manifestantes palestinos, la policía y otras fuerzas de seguridad a menudo los atacan (a los manifestantes) violentamente sin una causa justa.
Gran cantidad de violencia estalla durante las revoluciones de color organizadas por Estados Unidos y los anticuados intentos de golpe de Estado, Venezuela experimentándola bajo Obama y Trump, junto con muchos otros países antes, Irán un objetivo primordial durante 40 años, Cuba desde su revolución de 1959.
Hong Kong está influenciada por Occidente durante casi 150 años de control por el Reino Unido, la ciudad regresó a China en 1997 bajo una “One Country, Two Systems Condition” que es claramente insostenible a largo plazo.
Los medios de comunicación del establishment que informan sobre lo que está sucediendo recuerdan la falsa narrativa occidental sobre los eventos de junio de 1989 en la Plaza de Tiananmen en Beijing, China.
Los violentos manifestantes fueron los responsables de lo sucedido, no los soldados. La narrativa ficticia persiste en Occidente, demonizando a China de la forma en que todas las naciones soberanas que los Estados Unidos no controlan son vilipendiadas.
La CIA participó en los eventos de la Plaza de Tiananmen hace 30 años para desestabilizar a China, lo mismo que está sucediendo ahora en Hong Kong.
China y otras naciones soberanas independientes no tienen socios ni aliados en Estados Unidos, sus autoridades gobernantes (de Estados Unidos) buscan transformar a estas naciones en estados vasallos de Estados Unidos.
La violencia orquestada por Estados Unidos en Hong Kong puede o no propagarse a otras partes del país.
De cualquier manera, lo que sucede no facilitará la resolución de las principales diferencias estructurales entre China y Estados Unidos.
Fuente: Pravda