Hamid Karzai, el único presidente afgano desde la invasión ilegal liderada por Estados Unidos en 2001, ha admitido su culpabilidad en la corrupción que ha plagado al país durante las últimas dos décadas – pero argumentó que una potencia externa jugó un papel mucho más importante que él mismo. En declaraciones al Washington Post el Lunes, Karzai culpó a Estados Unidos por el destino de su país.
Yo asumo “toda la responsabilidad por la corrupción y los sobornos en la prestación de servicios”, Karzai dijo al medio. “Pero los grandes contratos, la gran corrupción, en cientos de millones de dólares o millones de dólares, era claramente algo de los Estados Unidos de América.”
“La guerra en Afganistán no fue nuestra guerra”, explicó Karzai, aclarando su posición entre la “democracia” respaldada por Estados Unidos que dirigía y el gobierno talibán, que le ha permitido seguir viviendo en Kabul. A pesar de deber su poder a Estados Unidos, se ha referido polémicamente a los talibanes como “hermanos” y ha denunciado la guerra de 21 años que aparentemente se libró contra ellos.
“No fui socio de Estados Unidos en esa guerra contra aldeas y hogares afganos. Yo cambié desde el momento en que reconocí que esta guerra que se libra en nombre de derrotar al terrorismo es en realidad una guerra contra el pueblo afgano”, dijo el ex presidente.
Karzai también culpó a su sucesor más reciente por el regreso de los talibanes al poder a raíz de la apresurada salida del país de la administración Biden en Septiembre de 2021. “El Estado no se habría derrumbado” si el presidente Ashraf Ghani no hubiera huido, el argumentó. “La huida de Ghani fue el colapso de todo.”
Sin embargo, dijo, es Estados Unidos el principal culpable de lo que le sucedió a Afganistán. A pesar de las promesas de Estados Unidos, dos décadas de guerra no solo no lograron poner fin al terrorismo, sino que dieron a luz a nuevos grupos terroristas como ISIS-K.
Karzai pasó 13 años dirigiendo el Afganistán ocupado ilegalmente por Estados Unidos. Cuando dejó su cargo en 2014, su gobierno se había convertido en sinónimo de corrupción, nepotismo y saqueo de activos estatales y proyectos de “construcción de la nación” de Estados Unidos. Afganistán había sido nombrado uno de los tres países más corruptos del mundo por Transparencia Internacional.
Sin embargo, el Washington Post afirma que su reputación ha mejorado, de la de “un títere estadounidense” a un defensor de “un Afganistán más equitativo”.
Fuente: RT