Las relaciones entre dos aliados tradicionales han alcanzado un nuevo mínimo histórico después de que Filipinas advirtiera a los Estados Unidos que está terminando un acuerdo que permite a las tropas estadounidenses poner un pie en el suelo de Filipinas.
Filipinas envió un aviso formal a la embajada de Estados Unidos el martes de que está terminando el Visiting Forces Agreement (VFA).
El portavoz del presidente Rodrigo Duterte, Salvador Panelo, dijo que esto se hizo para ser independiente de Estados Unidos en asuntos militares.
“Ya es hora de que confiemos en nosotros mismos, fortalezcamos nuestras propias defensas y no depender de ningún otro país”.
Panelo dijo a los periodistas que la nación está abierta a firmar VFAs con otros países siempre que sean “mutuamente beneficiosos, no unilaterales.”
Firmado en 1998, el VFA regula la entrada de buques de guerra, aviones y soldados estadounidenses a Filipinas. También permite que las tropas estadounidenses sean inmunes al enjuiciamiento por parte de las autoridades locales por algunos crímenes cometidos en el territorio de Filipinas.
La decisión de poner fin al VFA se produce después de que Estados Unidos cancelara la visa del ex jefe de policía de Filipinas, el senador Ronald dela Rosa, el mes pasado, a quien Human Rights Watch (HRW) acusa de liderar ejecuciones extrajudiciales durante la guerra contra las drogas del presidente Duterte. El propio Duterte habia amenazado con rescindir el acuerdo de cooperación militar con los Estados Unidos si no reviertian la cancelación de la visa.
Estados Unidos y Filipinas se han mantenido durante mucho tiempo como socios estratégicos en Asia y el Pacífico, ya que Estados Unidos a menudo respaldó a Filipinas en sus disputas diplomáticas con China por los movimientos de barcos en el South China Sea.
Sin embargo, las relaciones entre los dos paises se volvieron tensas después de que Duterte asumió el cargo en 2016. Los funcionarios estadounidenses han estado criticando la campaña de Duterte contra los poderosos carteles de la droga y lo acusaron de abusos contra los derechos humanos. El líder de Filipinas desestimó los ataques, diciendo que se necesitan medidas duras para erradicar el crimen organizado relacionado con las drogas que ha estado plagando al país.
Fuente: RT