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El doble criterio de Luis Almagro en la OEA otra vez al descubierto – diplomático uruguayo

Las protestas en Ecuador y Chile y las elecciones de Bolivia volvieron a demostrar “el doble estándar” del secretario general de la OEA, Luis Almagro, sostuvo el exparlamentario y diplomático uruguayo Juan Raúl Ferreira. El señaló también cómo Almagro pretende asegurarse la reelección a su cargo con el apoyo de Estados Unidos, Colombia y la derecha de su país.
Ferreira, hijo del histórico caudillo del Partido Nacional uruguayo Wilson Ferreira Aldunate, dijo a Sputnik que los últimos meses del mandato de Almagro al frente de la Organización de los Estados Americanos (OEA) confirman que su gestión no estuvo al servicio de los países latinoamericanos sino que se trató de “un puente de la política exterior de Estados Unidos hacia América Latina”.
El 31 de octubre, Almagro se reunió con el presidente ecuatoriano, Lenín Moreno, en Quito. Allí, el titular del organismo regional felicitó al mandatario “por las decisiones que fue tomando durante todo el período de protestas y cómo supo muy sabiamente aislar la protesta social de los violentos, de la criminalidad, de la vocación política que no respeta los principios de la democracia y los derechos humanos”.

 

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La represión policial de las manifestaciones, sin embargo, dejó un saldo de 11 personas fallecidas y miles de detenidos, en su mayoría de formas “arbitrarias e ilegales”, según reportó la Defensoría del Pueblo de Ecuador.

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Mientras en Chile las manifestaciones se recrudecen, y ya registran 23 muertos y múltiples denuncias de abuso policial, Almagro concentró su mirada en el proceso electoral de Bolivia y respaldó el reclamo del candidato opositor Carlos Mesa sobre un presunto fraude en favor de la reelección del presidente Evo Morales.

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Para Ferreira, las diferentes posturas de Almagro en torno a Bolivia y a otras elecciones como la de Honduras en 2017 demuestran la dualidad de criterio del líder de la OEA. Ferreira, quien ejerció como observador electoral en el organismo hasta 2016, señaló la inacción de Almagro en el proceso electoral hondureño, a pesar de que “la misión de observación electoral declaró las elecciones ilegítimas y absolutamente fraudulentas”.

Sin embargo, basta con que un dirigente opositor (neoliberal) diga, sin ningún fundamento documental, que hubo fraude en las elecciones de Bolivia para que el secretario general interviniera directamente”, Ferreira cuestionó.

Ferreira, cuyo último cargo público en Uruguay fue como directivo de la Institución Nacional de Derechos Humanos (INDDHH) entre 2013 y 2017, aseveró que el tipo de intervención que está haciendo Almagro en Bolivia “es violatorio de la carta de la OEA, que establece que las misiones electorales deben tener independencia técnica”. En ese sentido, criticó que “antes de que la misión se pronuncie, Almagro ya está haciendo declaraciones”.

 

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El expresidente de la INDDHH en Uruguay también cuestionó la postura de la OEA cuando en Bolivia “no hay una sola acta de una mesa electoral cuestionada por el líder opositor cuyos resultados no coincidan con lo que computó el Supremo Tribunal Electoral”.
La situación le recordó a Ferreira su última misión electoral al servicio de la organización, durante los comicios de 2016 en Haití. Si bien ya se conocían del ámbito político uruguayo — Almagro fue ministro de Relaciones Exteriores durante el Gobierno de José Mujica (2010-2015)—, se trataba de la primera oportunidad en que Ferreira se desempeñaba en una misión de observación con Almagro a la cabeza de la OEA. Según Ferreira, aquella elección transcurrió con “legitimidad jurídica” pero en un contexto de extrema pobreza y marginación social que hizo que votara aproximadamente el 10% de la población.

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En su informe final, Ferreira dejó constancia de este contexto y advirtió sobre la falta de representatividad de Jovenel Moise, quien resultó electo en esa instancia. Sin embargo, recordó, “Almagro pretendía que mi informe terminara diciendo que las elecciones habían transcurrido en paz”.
El entredicho entre ambos culminó con la renuncia de Ferreira a las misiones de la OEA y la modificación inconsulta de su informe, cuya presentación pública debió “improvisar” ante el Consejo Permanente de la organización.

Se nota clarísimamente un doble estándar cuando las revueltas son mínimas y se agotan en sí mismas y cuando son protestas sociales reprimidas violentamente como en Chile, Ecuador, Argentina o Brasil”, sostuvo.

El truco de Almagro para lograr su reelección

A pesar de haberse alejado de Almagro, Ferreira continúa siguiendo de cerca la gestión de su compatriota, de quien incluso llegó a ser el único invitado internacional a su asunción en Washington, Estados Unidos. De hecho, Ferreira recordó que el comienzo de la gestión del exministro de Mujica generaba pocas expectativas en los países que actualmente le dan su apoyo.
El exparlamentario apuntó que originalmente Almagro se rodeó de “un círculo progresista” de asesores que, poco tiempo después, fue sustituido por otro “más conservador”. Finalmente, apuntó, “terminó en un alineamiento casi vergonzoso con la política exterior de Estados Unidos”.
Los nuevos posicionamientos de Almagro pronto lo alejaron de la política exterior del Gobierno de Uruguay, país que lo había propuesto en 2014. Incluso, Almagro fue expulsado de su partido, el Frente Amplio, y rechazado públicamente en una carta por el propio Mujica, uno de los principales artífices de su candidatura internacional.
De cara a una nueva elección de secretario general para el período 2020-2025, el apoyo a Almagro no se inició en su país natal sino en Colombia y Estados Unidos, reconoció el propio Almagro. En julio de 2019, el presidente colombiano, Iván Duque, envió una carta a su par uruguayo, Tabaré Vázquez, para “solicitar” el apoyo de Uruguay a la reelección del presidente de la OEA.
​Vázquez respondió en agosto que la discusión de una reelección en esa fecha era “excesivamente anticipada”. El mandatario uruguayo recordó además que, debido a los tiempos de la OEA, la elección de un nuevo secretario general se realizaría luego del final de su mandato (el 1 de marzo de 2020), y dejó la decisión en manos del próximo Gobierno uruguayo.
Varios países intentaron sin éxito adelantar la elección para el 2019 con el fin de asegurarle a Almagro algunos votos como el del presidente argentino, Mauricio Macri, quien concluye su mandato en diciembre de este año. Según Ferreira, Almagro optó por mantener la elección para 2020 “anhelando que en Uruguay gane la oposición”.
Si bien Almagro ya contaría con el apoyo de países como Estados Unidos, Colombia, Chile, Ecuador o Brasil, el secretario general necesita 18 de los 34 votos de la asamblea general para ser reelecto. Para Ferreira, el voto de Uruguay sería importante para Almagro, dado que “sería un hecho sin precedentes que no tenga el voto de su país natal, que además es el que lo propuso originalmente”.
Es decir, si el partido que expulsó a Almagro pierde las elecciones nacionales el 24 de noviembre, su reelección en la OEA podría contar con el voto de su país con el nuevo Gobierno. Según proyectan medios uruguayos, la coalición del Partido Nacional y el Partido Colorado podrían aceptar la continuidad de Almagro, aunque sus líderes lo hayan criticado en el pasado.

Fuente: Sputnik