Los movimientos campesinos, indígenas, mineros y urbanos se han declarado en estado de alerta y vigilia en la ciudad de La Paz, Bolivia. Rodean la sede de Gobierno de forma permanente ante lo que es un llamado abierto de la oposición a no reconocer el resultado electoral del 20 de octubre, el Gobierno y la auditoría de la OEA.
Vamos a hacer la vigilia hasta las últimas consecuencias, nos hemos organizado de las veinte provincias y vamos a quedarnos hasta que se resuelva porque se tiene que respetar nuestro voto”, dice Graciela Mamani Tapia, de la Confederación Nacional de Mujeres Campesinas Bartolina Sisa, una de las principales organizaciones sociales del país.
Mamani Tapia ha llegado a La Paz en una movilización nacional para defender los resultados electorales del pasado 20 de octubre, que dieron por ganador al presidente Evo Morales. Esa defensa transcurre por dos vías principales: la auditoría con presencia de la Organización de Estados Americanos (OEA) y la calle, es decir la disputa por el espacio público.
“Estamos aquí para resguardar la sede de Gobierno, tenemos rabia, estamos molestos porque Carlos Mesa no quiere hacer valer nuestros votos, nosotros tenemos nuestros derechos, nuestros votos tiene validez, hemos ganado por más del 10%”, explica Mamani Tapia. Son miles junto a ella, para defender la democracia que, dice, les ha costado “sangre y luto” conseguir.
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La movilización del jueves es masiva y nutrida centralmente por quienes han venido de áreas rurales. Sucede en un escenario de alza de la amenaza golpista donde, aún con la presencia de la OEA y los llamados del Gobierno, la oposición mantiene su llamado a que existan nuevas elecciones generales o que renuncie Evo Morales.
“Es una gran concentración, estamos en defensa de nuestro voto, en defensa de nuestros ganadores que son Evo Morales y Álvaro García Linera, vamos a hacernos respetar y vamos a defender hasta el último día porque vivimos en un país digno y soberano con democracia”, dice por su parte Henri Nina, secretario ejecutivo de la Confederación Sindical de Comunidades Interculturales de Bolivia, otra de las principales organizaciones del país.
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Las movilizaciones no solo ocurren en La Paz. Movimientos como Comunidades Interculturales —que agrupa a productores y pequeños productores del occidente, trópico y oriente— así como Bartolina Sisa tienen organización en gran parte del país y han venido realizando acciones, por ejemplo, en carreteras.
El clima de tensión se encuentra además impregnado por lo que es percibido por la resurgencia, nuevamente, de un mensaje discriminatorio y racista por parte de los dirigentes de la oposición y parte de quienes se movilizan alrededor de un pedido que abarca puntos diversos como la denuncia de fraude, el pedido de renuncia del gobierno, y un mensaje violento.
Hemos pensado que había acabado ese racismo, ese odio a la clase campesina, pero siguió existiendo, nos han dejado mensajes como ‘fuera de Bolivia indios de mierda’, eso no puede pasar”, afirma Nina.
La decisión de los movimientos es la de mantenerse en las calles: “Nos hemos declarado en emergencia y vigilia permanente, vamos a estar pacíficamente para defender nuestros derechos, nuestros votos, vamos a esperar con paz y tranquilidad, ¿por qué no levanta la derecha sus bloqueos?”
La pulseada se mantiene entre la estrategia de la oposición que presiona con el rechazo a la auditoría de la OEA y la certeza de los movimientos de defender lo que han ganado. Las calles son el espacio donde se desarrolla parte de ese tablero de intento de golpe de Estado y resistencia al mismo. La Paz se prepara para una noche de vigilia y alerta.
Fuente: Sputnik