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Andrés Manuel López Obrador o Jair Bolsonaro: la disyuntiva de México – Heinz Dieterich

Disyuntiva de vida o muerte

Mi último artículo, “AMLO y Slim salvan a la 4ta Transformación”, publicado en Aristegui Noticias, el 20 de Agosto, generó – en palabras del mejor analista político de México, Guillermo Favela– “vitriólicas respuestas de los ultras. Llovieron insultos, furia irracional como se espera de ‘analistas’ de café con crema. Miles de respuestas, la mayoría de ese tipo de trogloditas.” En el twitter de Carmen, la mayoría de los insultos se dirigieron contra ella, no contra mí. No sorprende, cuando se entiende que twitter, que obtuvo ingresos de 909 millones de dólares en el último cuatrimestre Q4 de 2018, es esencialmente una cloaca capitalista, donde tiburones mercantiles, trolls políticos, pillos, idiotas y exhibicionistas de todo tipo satisfacen sus necesidades; gran parte de esta fauna, por el éxtasis de convertirse del clásico unperson de George Orwell en una persona, aunque sea solamente virtual. Felicidades a Carmen y su equipo por no dejarse intimidar por esas jaurías y aprovecho para resaltar más la esencia de dicho artículo: la sabiduría del pueblo azteca (mexicano) y su líder, de evitar el triste destino de Brasil, Argentina, Ecuador y Venezuela, bajo el “liderazgo” de analfabetas políticos e ignorantes económicos como Bolsonaro, Macri, Moreno y Maduro. En la actual disyuntiva de vida o muerte de las naciones de América Latina, México ha votado por un futuro soberano y democrático prometedor, que es referencia hemisférica.

López Obrador, Bolsonaro y Lenin

Para entender el triunfo electoral de Andrés Manuel López Obrador en 2018, y el actual momento de la 4ta Transformación, hay que recurrir al más grande genio de la ciencia política, Vladimir I. Lenin. Tan grande, que los profesores de las “ciencias” políticas burguesas no se atreven a enseñarlo. “Para que estalle la revolución”, decía Lenin, “no basta con que los de abajo no quieran seguir viviendo como antes. Hace falta, además, que los de arriba no puedan seguir administrando y gobernando como hasta entonces”, garantizando un “desarrollo pacífico” con las condiciones elementales de “orden” y “legalidad”, sin las que “no puede vivir…un país capitalista”.
La izquierda dogmática sabe citar ese enunciado de memoria, pero no sabe aplicarlo dialécticamente a la realidad. No entiende, que es el decodificar para los éxitos de los gobiernos criollos de centro-izquierda, de Lula y Chávez hasta López Obrador. Y, por supuesto, para comprender la lógica de su ocaso. Sin duda, Lenin identificó a la Madre de todas las transformaciones estructurales de la política, fueran revolucionarias, reformistas o evolutivas. La historia reciente de Brasil y México lo ejemplifica bien.

Cuando la clase dominante se divide

El rebelde político Andrés Manuel López Obrador y el obrero metalúrgico desarrollista Ignacio Lula da Silva fracasaron en sus primeros intentos de llegar al poder por la vía de las elecciones y desde la izquierda. El tercer intento de López Obrador (2018) y el cuarto de Lula (2002), sin embargo, fueron exitosos. ¿Por qué? Porque en ambos países se presentó la correlación de fuerzas, que Lenin menciona como requisito imprescindible para la transformación estructural de un régimen establecido.
En México y Brasil, la clase dominante había impedido la llegada constitucional al poder de reformadores populares, porque temía por la estabilidad de su dominación de clase y acumulación de capital. Pero, cuando sus propios operadores presidenciales y políticos ya no pudieron garantizar las condiciones elementales de “orden” y “legalidad” del sistema, las élites se dividieron. Y la fracción más poderosa decidió permitir el acceso constitucional controlado de los reformadores populares al poder. Era una apuesta sin riesgo. Siendo dueños de los poderes fácticos de la nación – los medios de comunicación, la justicia clasista, el episcopado, el sistema educativo, los militares y el apoyo imperialista – podían corregir cualquier desviación indeseada post-electoral del nuevo gobierno, sin mayor problema.

El triunfo de Lula

Fue entonces, cuando en Brasil apareció providencialmente en la escena José Alencar, presidente de la Federación de Industrias de Minas Gerais, vicepresidente de la poderosa Confederación Nacional de Industria (CNI), ferviente seguidor y líder de la evangelista pentecostal Igreja Universal do Reino de Deus, para convertirse en el arquitecto principal del triunfo electoral de Luiz Inácio Lula da Silva en 2002. Fue ese mega empresario textil, quien tejió la alianza entre el gran capital brasileño y el sindicalista metalúrgico, para edificar la cohabitación lusitana en el trópico. Su premio fue, ser dos veces vicepresidente del Brasil.

El ocaso de Lula

Con la errática sucesora de Lula, Dilma Rousseff, y la involución profunda del PT, se debilitó estructuralmente esa alianza estratégica. De tal manera, que las fracciones golpistas pudieron realizar el deseado coup d´etat de la mano con la corrupta justicia clasista brasileña, que puso a Lula en la cárcel y a Bolsonaro en el Palacio do Planalto. Todo ese sainete, con el apoyo de los televangelistas lusitanos dirigidos desde el clericalfascismo estadunidense (Pat Robertson), la descerebrada clase media brasileña, la inmoral casta parlamentaria, la oligarquía terrateniente y las fuerzas militares. La lección del crepusculo del PT y su triste desenlace es obvia. Cuando una fuerza popular llega a la presidencia sobre una alianza con sectores de la clase dominante, necesita mirar siempre hacia abajo, para mantener su base de masas, y hacia arriba, para evitar la ruptura con los sectores de la élite dominante, que le permitieron arribar al Palacio de Gobierno. Ese acto de equilibrismo es la precondición de su estabilidad y permanencia en el gobierno. Cualquier desviación hacia un lado u otro, significará su fin.

López Obrador o Bolsonaro

López Obrador fue exitoso en su tercer intento de llegar a la presidencia por la misma razón que Lula en la cuarta: la catastrófica situación del país y la incapacidad de las diferentes fracciones del Gran Capital mexicano, de proporcionar un reemplazo neoliberal viable.

El gran empresario agroindustrial Alfonso Romo, con un perfil semejante al de Alencar en Brasil, fue el catalizador de la cohabitación mexicana y fue premiado con un cargo comparable al de Alencar en el gobierno de Lula: Jefe de la Oficina de la Presidencia (de México). Todas las maniobras del capital mexicano anti-López Obrador y sus operadores políticos panistas (derechista Partido Accion Nacional – PAN) , destinadas a neutralizar la campaña electoral de López Obrador, fracasaron por tres razones: la popularidad del candidato, la oposición del grupo hegemónico del PRI al golpe blando y la comprensión de los sectores gran-burgueses más preclaros, que el país se encontraba en una crisis estructural como la de Brasil en 2002. Que sólo una alianza entre poderosos sectores “desarrollistas”, cuyos intereses de acumulación de capital están vinculados al mercado interno, y el equipo electoral López Obrador-Romo, podía salvar la paz interna de la nación.

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“Fracasa el modelo neoliberal”: Andrés Manuel Lopez Obrador es inaugurado como el primer presidente izquierdista antiestablishment de México

Fue esa alianza, que aisló a los “talibanes” (PAN) que querían, y siguen queriendo, sustituir a López Obrador-Romo por un títere neoliberal como Bolsonaro o Macri, sin que les importe la inevitable destrucción del país (México), que observamos en ambos países. Esa es la razón, por la cual López Obrador llegó en el tercer intento electoral a la presidencia. Y, por supuesto, también del enfurecimiento y las agresiones de “analistas” de café con crema y reaccionarios anti-patrióticos contra Carmen Aristegui.

Muita terra para pouco índio

Si López Obrador no hubiera aceptado la alianza con el gran capital desarrollista y su hegemón Carlos Slim Helú, tendríamos hoy un Bolsonaro o Macri mexicano en Los Pinos. Y la diferencia entre Bolsonaro, Macri y López Obrador es fácil de entender, cuando vemos la economía argentina destruida, en default técnico; y las Amazonas en llamas, debido a la “filosofía” de desarrollo del fascista neoliberal Bolsonaro, referente al destino de los pueblos indígenas y del pulmón verde del hemisferio occidental y quizas del planeta.

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“Él mismo es responsable”: Bolsonaro esquiva los resultados destructivos de su política en la selva del Amazonas

“É muita terra para pouco índio, e sem lobby” — “Hay mucha tierra para poco indio, y sin lobby”, dice el cínico racista blanco con software de Hernán Cortés y Francisco Pizarro. Destruir el ciclo de reproducción de los pueblos originarios ha sido un tradicional método del terrorismo de Estado de los conquistadores, para avanzar sus campañas de genocidio y expropiación coloniales. De ahí, que cada voto por López Obrador fue objetivamente un amparo pro-indígena contra los Bolsonaro y Macri de México, aunque los mercaderes del indigenismo con su demagogia “zapatista” hagan todo lo posible, para confundir a esos mismos pueblos originarios.

La Batalla decisiva: 2021

Hoy, México ha entrado en una nueva fase de la confrontación entre el antiguo régimen y un futuro mejor posible. Sólo nos separan 22 meses de la batalla decisiva de esta guerra civil pre-bélica, que decidirá el porvenir del país. Y es absolutamente claro para toda persona racional, que lo que se ganó en las elecciones del 2018, puede perderse fácilmente en el 2021. México y sus pueblos indígenas pueden considerarse feliz, por lo tanto, que entre la barbaridad neoliberal de Bolsonaro y Macri y la imposibilidad actual de la revolución socialista, AMLO y Slim hayan coincidido en la “tercera vía mexicana”, la salvación de la 4ta Transformación. Pero, es sólo un respiro. La batalla decisiva por la consolidación o implosión del proyecto se da en las elecciones federales intermedias de junio del 2021. Esas elecciones se deciden, en gran medida, a nivel local del sistema político mexicano: en gobernaturas, cámaras legislativas de los Estados y alcaldías, donde la política federal y el efecto AMLO es mediatizada por las estructuras de poder locales.

Requisitos para ganar

El principio esencial, la conditio sine qua non para triunfar en 2021, es la superación de los siguientes déficits de las fuerzas progresistas, entre otros:

1. El semi-caótico status quo del partido MORENA y el reemplazo de sus oportunistas;
2. La inexistente formación de cuadros;
3. La incapacidad gubernamental para generar equipos de comunicación efectivos, a diferencia de la derecha, que, por ejemplo, ya se apropia de la propuesta del formato The Five, que habíamos hecho para los comunicadores natos Tatiana Clouthier, Carlos Mendoza Aupetit, Epigmenio Ibarra, Carmen Aristegui y Guillermo Favela;
4. El cero empeño gubernamental en crear think tanks científicos;
5. La ausencia total de una vanguardia intelectual-política nacional;
6. La fragilidad de un proyecto de transformación basado en la salud de un solo líder, que no tiene ningún sustituto factible hasta el 2021;
7. Y que tampoco parece preocuparse por construir (a tiempo) un heredero realmente viable, que podría tomar las riendas de poder cuando él ya no estuviese disponible;
8. El retiro anunciado de Slim Helú de la vida empresarial durante este sexenio;
9. La gelatinosa moral de algunos miembros del parlamentarismo burgués;
10. La escasa popularidad de muchos gobernadores, alcaldes y de dos de los tres partidos de la alianza gubernamental.

El salto cualitativo

Sólo un salto cualitativo en el desempeño del Partido MORENA; la configuración pública de un sucesor presidencial posible, para garantizar el futuro del proyecto; la superación de la inercia gubernamental en el área de la comunicación; la generación masiva de Comités de Base, sean de MORENA o independientes en apoyo a MORENA y de Centros de pensamiento estratégico, sólo un salto cualitativo respectivo en la praxis de la 4ta Transformación en esta nueva etapa de lucha, puede garantizar el triunfo en 2021.

La Disyuntiva

La disyuntiva de vida o muerte entre López Obrador y Bolsonaro seguirá siendo la disyuntiva predominante de la política latinoamericana por muchos lustros más. Y en esa disyuntiva es absurdo pensar que el Presidente sólo logre edificar todas las precondiciones necesarias para el triunfo del 2021.
Es evidente, que la historia ha puesto en la agenda del progreso del país una misión y responsabilidad estratégica para los patriotas con conciencia y los gobernadores y alcaldes con visión del futuro: asumir las grandes tareas de organización para la batalla decisiva del 2021, para cerrarle el paso a los Bolsonaro y Macri, que están al acecho en la nación azteca (México).

Fuente: Aristegui Noticias