El presidente venezolano Nicolás Maduro ordenó el cierre de la embajada y los consulados de Venezuela en los Estados Unidos, un día después de romper los lazos diplomáticos con Estados Unidos por el reconocimiento por parte de Estados Unidos de un líder de la oposición como presidente.
El miércoles, Maduro ordenó a todos los diplomáticos estadounidenses que abandonaran Venezuela en un plazo de 72 horas. Sin embargo, el autoproclamado presidente Juan Guaido ha “revocado” esa orden, y el Departamento de Estado anunció que no se irían diplomáticos de Estados Unidos, amenazando con consecuencias si algo les sucedía. La Suprema Corte de Venezuela un dia antes (martes), declaró ilegales y nulos todos los actos de la Asamblea Nacional y el propio Juan Guaido.
Guaido es el líder de la Asamblea Nacional de Venezuela, un órgano legislativo elegido por última vez en 2015. Guaido afirma que Maduro, quien asumió su segundo mandato a principios de este mes, es un usurpador ilegítimo. Estados Unidos avaló la declaración al reconocer el reclamo de Guaido, seguido rápidamente por Brasil, Canadá, los líderes de la Union Europea y la mayoría de los miembros de la Organización de los Estados Americanos.
México no ha reconocido a Guaido, y Bolivia ha declarado abiertamente su apoyo a Maduro.
El ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, Jorge Arreaza, acusó a Estados Unidos – y al presidente Donald Trump personalmente – de fomentar un golpe de estado en Venezuela. En una entrevista con RIA Novosti, Arreaza describió a los países que reconocieron a Guaido como “serviles al cumplir las órdenes de su amo” Estados Unidos.
Rusia ha condenado el reconocimiento liderado por Estados Unidos de un gobierno rebelde, y el presidente Vladimir Putin dijo que constituía “una interferencia externa destructiva que viola las normas más básicas del derecho internacional”.
La portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, Maria Zakharova, dijo que la “selección” de los líderes de Venezuela por parte de Estados Unidos demuestra claramente la actitud real de la “comunidad occidental progresista” con respecto al derecho internacional, la soberanía y la no injerencia en los asuntos internos de otros países.
Fuente: RT