El asesinato del candidato presidencial ecuatoriano Fernando Villavicencio pudo haber sido llevado a cabo por los servicios especiales de Estados Unidos. Estados Unidos no necesita un retorno a la política de Rafael Correa.
Las emergencias se han vuelto comunes en Ecuador
En vísperas de las elecciones presidenciales, el 20 de Agosto, uno de los candidatos, Fernando Villavicencio, fue asesinado en Ecuador. El realizó un mitin en Quito el 9 de Agosto y regresaba a su automóvil cuando sonaron los disparos.
Seis personas fueron arrestadas, dijo la Fiscalía ecuatoriana. Uno de los sospechosos del crimen fue asesinado en un coche de policía,como ellos dicen, de hecho, el asesino, y esto es sugerente.
El presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, declaró el Jueves 10 de Agosto tres días de duelo y un estado de excepción (estado de emergencia) a nivel nacional durante 60 días, pero no canceló las elecciones. El estado de emergencia es un estado normal para Ecuador: Lasso lo ha estado declarando en algunas provincias durante un año debido al crimen organizado desenfrenado.
Las elecciones en sí mismas también son extraordinarias. Lasso disolvió el parlamento, donde intentaron destituirlo, y convocó legalmente a nuevas elecciones presidenciales. Lasso le dijo al Washington Post que no le importa quién lo reemplace, y que el está fuera del juego. Estos son los presidentes de Ecuador.
Pero a Estados Unidos sí le importa, dados los intereses petroleros y la política exterior de Ecuador.
El candidato apoyado por Correa está a la cabeza en las encuestas
Antes de las elecciones, Luisa González, que cuenta con el apoyo del expresidente Rafael Correa (que se encuentra en Bélgica, donde se esconde del brazo de una justicia ecuatoriana sesgada), ocupa el primer lugar, según las encuestas. Su éxito puede explicarse. Resultó que bajo el socialista Correa, a los ecuatorianos les fue mucho mejor que bajo los neoliberales posteriores.
En segundo lugar, dos lugares atrás, está el indigena Yaku Pérez. Villavicencio tenia un 7.5% de apoyo – quinto lugar. Es decir, el no representaba una amenaza directa para ninguno de los candidatos en términos de apoderarse del liderazgo.
Pero Villavicencio era periodista, el se dedicaba a la crónica criminal. El medio recuerda cómo en 2010 el culpó a Correa de las víctimas de un asalto armado a un hospital policial. La demanda fue desestimada, y el periodista fue sentenciado a 18 meses de prisión y pagó 40,000 dólares en compensación a Correa.
Poco después, Villavicencio publicó el expediente Chevron, en el que describía un conflicto de intereses entre el gobierno de Correa y la petrolera estadounidense Chevron que desarrolla el petróleo ecuatoriano. Villavicencio fue investigado por espionaje y estuvo prófugo en el extranjero durante tres años. El regresó al país en 2017 después de que Lenin Moreno llegó al poder y continuó sus investigaciones contra Correa.
Como podemos ver, los medios de comunicación están impulsando la teoría de la participación de Correa en el asesinato, asumiendo que Villavicencio tenía información incriminatoria sobre González.
Ecuador no puede volverse pro-ruso
Desde Correa, todos los presidentes de Ecuador han sido prooccidentales. Correa también apoyó el desarrollo de los procesos de integración de los países latinoamericanos, y durante su administración el país se convirtió en un participante activo en la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) y la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) de Hugo Chávez.
Correa ha estado repetidamente en Rusia, creando un “consenso sin Estados Unidos”. La llegada al poder de su candidato González bien podría devolver al país a la corriente principal del sentimiento antiestadounidense, y tal vez al propio Correa, a la gran política.
Ni lo uno ni lo otro no le conviene a los Estados Unidos. Ellos han hecho de Ecuador un Estado fallido, donde el crimen organizado mata a los políticos en las calles y el narcotráfico florece, mientras que el petróleo ecuatoriano fluye libremente hacia los Estados Unidos.
Fuente: Pravda