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Destituyen al jefe del Ejército de Brasil por su aparente complicidad en los disturbios del 8 de Enero

La investigación sobre los violentos disturbios que azotaron la capital de Brasil a principios de este mes cobró el Sábado a su oficial militar de más alto rango.
El presidente de Brasil, Lula da Silva, destituyó al Jefe del Ejército, General Julio César de Arruda, luego de los disturbios que vieron a miles de partidarios del expresidente Jair Bolsonaro asaltar las principales instituciones políticas del país el 8 de Enero.
Según Globonews, Arruda será reemplazado por el comandante del ejército del sureste, Tomas Ribeiro Paiva.
Arruda se desempeñó durante dos años como decano de la Academia Militar Agulhas Negras, donde Bolsonaro se graduó en 1977, y fue visto como un aliado clave del ex presidente. Pasó solo 23 días como Jefe del Ejército, después de haber sido nombrado solo dos días antes de que Bolsonaro terminara su mandato y huyera a Estados Unidos.
Más de 2,000 brasileños han sido arrestados por presuntamente participar en el caos en Brasilia, que vio saqueos al palacio presidencial, la Corte Suprema y el Congreso del país, destrozos a obras de arte de valor incalculable y garabatos con mensajes de graffiti que exigían un golpe militar.

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Los fiscales los están acusando de una serie de cargos, que incluyen organizar un golpe de Estado, asociación delictuosa armada, intentos violentos de subvertir el estado democrático de derecho y daños a la propiedad pública.
Arruda habría protegido a muchos de los implicados en el cuartel general del Ejército, y ha sido acusado de permitir que cientos de personas escaparan al insistir en que el ministro de Justicia de Lula “no iba a arrestar a personas aquí.”
El ciertamente no está solo. Numerosos oficiales militares han estado implicados en los disturbios de este mes, incluido Anderson Torres, exministro de justicia de Bolsonaro y jefe de seguridad de Brasilia en el momento de los disturbios. Las autoridades encarcelaron a Torres la semana pasada después de informar que habían encontrado un borrador en la casa de Torres que habría declarado un “estado de defensa” para anular la victoria de Lula en las urnas declarando invalida una decisión del tribunal electoral de Brasil.
El Viernes, el ministro de Defensa de Brasil, José Mucio, dijo que creía que “no hubo participación directa de las fuerzas armadas”, pero “si algún elemento participó, tendrán que responder como ciudadanos.”
Decenas de miembros de las fuerzas de seguridad de Lula han sido expulsados tras ser acusados de participar en los disturbios, en medio de lo que Lula describió como una “revisión profunda” de la situación de seguridad.
Se esperaba que los lazos cívico-militares en Brasil fueran más difíciles con Lula que con su predecesor, y los observadores señalan los disturbios como una prueba de que las relaciones entre el gobierno electo y su infame ejército golpista se han agriado.
Bolsonaro huyó de Brasil dos días antes de que Lula asumiera el cargo, y desde entonces ha estado viviendo en una mansión de 8 habitaciones en el centro de Florida, propiedad del ex luchador de MMA José Aldo.

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El ex presidente condenó rápidamente los disturbios y ha negado cualquier participación en los mismos, pero sostiene que la elección le fue robada. Si bien no se han reportado pruebas directas que lo vinculen con el caos, una investigación recientemente anunciada está lista para investigar si Bolsonaro fue uno de los “autores intelectuales” del presunto intento de golpe de estado.

Fuente: Sputnik