Este año está en camino de ser el más mortífero de México en años, con más de 26,500 homicidios intencionales hasta la fecha, de acuerdo con cifras preliminares publicadas por el ministerio del interior.
Las estadísticas oficiales publicadas el viernes muestran que el número de homicidios desde enero hasta noviembre fue de 26,573, apenas por debajo del total de 27,199 asesinatos en el 2011. Los estados de Guerrero, México y Baja California, devastados por la violencia de la guerra contra los cartels de las drogas, son los más afectados, con más de 2,000 homicidios registrados en cada uno. Si sobrepasa el total registrado en 2011, se convertiría en la cifra más alta desde que los registros comenzaron hace dos décadas en 1997.
El Presidente Peña Nieto asumió el cargo en diciembre de 2012 comprometiéndose a controlar la violencia que se intensificó bajo su predecesor Felipe Calderón. Logró reducir el número de asesinatos durante los dos primeros años de su mandato, pero desde entonces han aumentado constantemente.
El fracaso de Peña Nieto en contener los asesinatos ha dañado su credibilidad y ha perjudicado a su centrista Partido Revolucionario Institucional (PRI), que enfrenta una lucha cuesta arriba para mantenerse en el poder en las proximas elecciones presidenciales de julio de 2018.
Según las estimaciones de el periodico español El País y otras fuentes, esto significa que 2017 se cerrará con un promedio de alrededor de ochenta asesinatos que ocurren cada día.
La asombrosa cifra de muertos puede incluso haber superado las zonas de guerra reales, de acuerdo con la Encuesta sobre Conflictos Armados anual del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos. Se registraron unas 23,000 muertes violentas en México en 2016, en comparación con 17,000 en Afganistán y 16,000 en Irak, aunque, como ha señalado el gobierno mexicano, no está del todo claro cuántos de esos homicidios pueden vincularse con el crimen organizado.
Sin embargo, la anarquía generalizada inducida por las rencillas de los cartels de drogas ha cobrado la vida no solo de soldados, pandilleros y policías, sino también de civiles inocentes. El lunes por la noche, Juan Luis Lagunas Rosales, un popular actor de las redes sociales conocido como el “Pirata de Culiacán”, fue baleado en un bar en el estado de Jalisco después de hacer un video que enfureció a un jefe del crimen organizado.
México también fue el país más mortífero del mundo para periodistas fuera de una zona de guerra declarada en 2017, según el Comité para la Protección de los Periodistas, con al menos 14 reporteros muertos. Uno de esos asesinatos fue el de Javier Valdez, un periodista internacionalmente aclamado que fue asesinado a tiros en Mayo a pocos pasos de su oficina en Culiacán, estado de Sinaloa, hogar de uno de los cárteles de la droga más poderosos del país.
El presidente de los Estados Unidos, Trump, ha mostrado la crisis de las drogas en México como una amenaza para la seguridad nacional de los Estados Unidos, utilizando la amenaza de los cárteles de la droga para obtener apoyo para su controvertido muro fronterizo. No está claro, sin embargo, qué tan bueno será realmente un muro. La Drug Enforcement Administration (DEA) estadounidense señaló el año pasado que la mayoría de los envíos ilícitos provenían de cruces fronterizos oficiales entre México y los Estados Unidos, mientras que otros métodos de contrabando, como túneles, se pueden utilizar para romper barreras y patrullas fronterizas.
Fuente: RT