Investigadores latinoamericanos y europeos construyeron un mapa que refleja cómo un entramado de agencias del Gobierno estadounidense, corporaciones privadas, fundaciones, organizaciones no gubernamentales y medios de comunicación fueron ‘esenciales’ para sacar a Evo Morales del poder. Sputnik habló con una de sus creadoras, Silvina Romano.
Romano es licenciada en historia y también en comunicación, es doctora en ciencias políticas y ha dedicado sus últimos años de estudio a las relaciones de Estados Unidos con América Latina, “con especial énfasis en temas de guerra psicológica”, dijo en diálogo con Sputnik.
La investigadora creó el mapa junto a Tamara Lajtman, brasileña radicada en la Universidad de Buenos Aires (Argentina), Aníbal García Fernández, mexicano formado en la Universidad Nacional de México (UNAM), y Arantxa Tirado, formada en Barcelona, quienes tienen en común haber tomado, en algún momento, clases en la UNAM.
“El equipo comenzó siendo sobre la relación entre Estados Unidos y América Latina, pero hace un año se reformuló para incluir a otras potencias como Rusia y China, que disputan los intereses a Estados Unidos”, explicó Romano.
Ante el cambio del poder sufrido por el Gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS) en Bolivia, encabezado por Evo Morales, y que causó su exilio en México —y el de otros miembros de su Gobierno— el equipo presentó su análisis geopolítico de este suceso en la forma de un mapa de poder que fue publicado por el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG) en un informe titulado “Estados Unidos y la construcción del Golpe en Bolivia”.
Silvina Romano compartió con Sputnik algunas pistas para leer ese mapa.
Infografía que muestra la red de poder detrás del golpe en Bolivia
¿Qué es un mapa de poder?
Siempre se habla de imperialismo y de dominación, pero la gente descree de esta postura porque dice que le faltan pruebas. La red o el mapa de poder es una manera de materializar y poner de modo sintético cómo opera el poder”, explicó la doctora.
Romano señaló cómo en el caso de Bolivia se confirma el maridaje en los intereses entre las agencias del Gobierno estadounidense con corporaciones trasnacionales, que comparten funcionarios mediante mecanismos como la puerta giratoria, que permiten el pasaje del ámbito público al privado; y la institucionalización política de técnicas de mercado como el lobby.
La doctora en ciencia política sumó en su análisis un mecanismo descrito en la década de 1980 por los teóricos de la comunicación que incluye en este esquema a los medios de comunicación.
“El concepto ‘manufacturing consent’ sale del trabajo de Edward Herman y Noam Chomsky llamado Los Guardianes de la libertad, un libro de 1988 y las ideas sobre ‘la red’ las aportó Armand Mattelart con sus estudios sobre economía política de la comunicación crítica, pero como no son autores posmodernos, han quedado en el olvido”, aseguró Romero, quien señaló la pertinencia de esos marcos teóricos para entender la realidad actual de América Latina.
“Cuando existen esas relaciones asimétricas, dónde hay lugares que sí tienen herramientas para generar un discurso que tiene fuerza de verdad por la cantidad de veces que se repite, por cómo se machaca en las redes sociales y no deja espacio para la opinión contraria”, explicó, podemos ver este mecanismo de crear consenso en funcionamiento, que, según revela este estudio, es financiado y dirigido de manera exógena a los países y puede aplicarse a la crisis boliviana actual.
“Este mapa de poder del golpe en Bolivia muestra la vinculación entre instituciones locales, regionales, trasnacionales y trayectorias personales. Es un trabajo del tipo sociológico y ayuda en este caso a comprender un mínimo porcentaje, una partecita de cómo operan estas instituciones vinculadas a las derechas a nivel local y trasnacional cuando no están de acuerdo en la deriva política, económica de un Gobierno”, comentó la coautora.
Una historia golpista: el caso boliviano y sus principales actores
Romano es especialista en este tipo de golpe. El primero en la historia fue el que derrocó a Jacobo Árbenz de la Presidencia de Guatemala en 1954.
Cuando hablamos del poder, hablamos de la toma de decisión para convencer en el plano ideológico y favorecer su reproducción, al financiarla en términos materiales”, explicó.
El mapa se construyó siguiendo los esquemas de financiamiento a partir de dos instancias gubernamentales de Estados Unidos como la Agency for International Development (USAID), que a su vez, financia a la National Endowment for Democracy (NED), un órgano “vinculado desde su creación en la década de 1980 a la financiación de contrainsurgencia” y que aparece ahora detrás de organismos claves en la promoción del golpe contra Evo Morales, de acuerdo con la investigación.
“La NED no aportó tanto con dinero, sino con la aprobación de sus líneas de trabajo y con su proyección internacional”, dijo Romano. “Esta red incluye fundaciones y ONGs, así como vínculos con think tanks de Estados Unidos que generaron una ‘opinión experta’ sobre Evo Morales durante los últimos dos o tres años, que sostuvo que si bien la economía iba bien, Bolivia tenía un problema con la democracia”, señaló Romano.
Este problema que identificaron los think tanks de Estados Unidos decía que “la democracia boliviana era autoritaria, que no era normal como debería ser y que lo más probable era que en las elecciones de 2019 hubiese un escenario de desestabilización y de violencia si no se pasaba a segunda vuelta”, señaló Romano.
Es decir, anticiparon tiempo antes el escenario que ahora vemos materializado. “Ya lo habían escrito entonces. Ahora, ¿ese era un escenario probable o deseable? Como era uno deseable, buscaron generarlo con esas proyecciones”, explicó.
Según los investigadores, la NED financia directamente a la Agencia Nacional de Prensa de Bolivia y a la Fundación Nueva Democracia, fundada por el senador de Unidad Democrática por el Departamento de Santa Cruz, Óscar Ortiz Antelo, opositor al MAS.
A su vez, Nueva Democracia es miembro de la Red Atlas, identificada por Romano como una organización creada en la década de 1980 por conservadores norteamericanos para “promover el libre mercado y los valores liberales, según decía su propia página web”, señaló.
La Red Atlas aparece vinculada a otros procesos desestabilizadores recientes en América Latina por medio de otros miembros como Students for Liberty en Brasil y en Honduras con Eleutera.
Ellos no llegan diciendo que van a derrocar al Gobierno, sino a entablar cursos de formación para jóvenes líderes, en democracia y derechos humanos. Entonces, se reproduce un discurso que es el centro de la reproducción de la ideología hegemónica”, dijo la investigadora Silvina Romano a Sputnik.
El tercer elemento son los medios de comunicación, que eligen las fuentes que replican ese discurso.
“Un actor clave en Bolivia es Raúl Peñaranda, quien estuvo vinculado al affaire Zapata, que denunció falsamente un hijo no reconocido a Evo Morales. Eso tuvo repercusión sobre el resultado del referéndum porque puso en cuestión la calidad moral de Evo y ellos sabían que iba a ser así”, señaló Romano.
La investigadora explicó que Peñaranda fundó la agencia de prensa Fides —vinculada a la Iglesia — así como ha dado charlas ante el Interamerican Dialogue, “uno de los think tanks más importantes sobre América Latina”, dirigido por Michael Shifter, participante en la NED desde sus inicios.
Es decir, son personas con una trayectoria que va entre el Gobierno y el sector privado en una puerta giratoria que hace que compartan ciertos intereses y prácticas y formas de hacer las cosas”, explicó.
De las ONG financiadas o guiadas por este esquema foráneo, solo pusieron a una: Ríos de Pie o Standing Rivers liderada por Jhanisse Vaca Daza, una ONG que adquirió visibilidad denunciando que Evo Morales tenía una responsabilidad en no haber aceptado ayuda extranjera ante la quema del Amazonas.
“Standing Rivers es una ONG vinculada a la Human Rights Foundation de Noruega, que incluye a personajes de ultraderecha y tiene programas islamofóbicos, pero con gran repercusión en los grandes medios como CNN, Forbes o Fox”, señaló Romano.
“Además, Jhanisse Vaca Daza estuvo presente en un repudio a Evo Morales cuando habló públicamente en la UNAM días atrás”, agregó. “Lo que no se comprende es que las ONG vinieron a llenar el hueco que dejó el Estado en todo lo relativo al bienestar socioeconómico y la justicia social”, refirió la fuente.
Lo preocupante, según Romano, es que estas organizaciones y fideicomisos que han sido anteriormente vinculados a la USAID y la NED “luego demostraron ser espacios de formación política de oposición a los Gobiernos de turno”, señaló.
Eso en cualquier lugar del mundo es considerado una intervención y es un caso que debe ser judicial. Vos no podés ir a otro país a arengar en contra del Gobierno de turno porque así lo quieres. Pero esto sucede todo el tiempo”, Romano concluyó.
Fuente: Sputnik