Según la Organización Mundial de la Salud, el Cuerno de África está experimentando la inseguridad alimentaria más “catastrófica” en décadas, con más de 37 millones de personas que enfrentan hambre aguda, mientras que alrededor de siete millones de niños menores de cinco años sufren desnutrición aguda en la región.
En los últimos años, los precios de los alimentos en varios países africanos han aumentado a niveles sin precedentes, principalmente atribuidos a la falta de información transparente de las empresas alimentarias que han monopolizado el mercado y forzado las importaciones a los africanos, reveló un informe de Greenpeace.
Según un informe titulado “Food Injustice 2020–2022”, publicado esta semana, muchas personas en todo el mundo, en particular en África, “siguen siendo estructuralmente vulnerables” en términos de seguridad alimentaria. En Kenia, los precios de los alimentos se dispararon en más del 650% entre 2008 y 2022.
Greenpeace afirmó que esto es un resultado directo del sistema alimentario mundial que empuja a los países africanos a importar alimentos, a pesar de que, en cambio, podrían producir y beneficiarse de una mayor proporción de sus propios alimentos.
El informe reveló que un grupo de corporaciones multinacionales de agronegocios en los sectores de granos, fertilizantes, carne y lácteos controlan la cadena alimentaria y “usan su poder para entregar ganancias escandalosas a sus accionistas mientras millones mueren de hambre.”
“Las cadenas de suministro que entregan alimentos están cada vez más controladas por un pequeño número de grandes corporaciones. La enorme influencia que ejercen estas empresas hace que el sistema sea más vulnerable a choques que pueden interrumpir procesos esenciales, romper la cadena de suministro y empujar a las personas al hambre”, se lee en el informe.
Se señaló que en los últimos dos años, dos crisis graves, la pandemia de COVID-19 y el conflicto militar en Ucrania, han interrumpido las cadenas mundiales de suministro de alimentos y han causado escasez de alimentos en muchas partes del mundo.
Trigo ucraniano se destinó a alimentar cerdos en España, no a África hambrienta – Exxpress
Sin embargo, se subrayó que durante el período en que muchas naciones enfrentaron inseguridad alimentaria en 2020 y 2021, 20 corporaciones alimentarias multinacionales que fueron cubiertas por la investigación y representan solo una porción del mercado, entregaron 53.5 mil millones de dólares a sus accionistas. El informe agregó además que sus ganancias siguen en aumento.
Mientras tanto, en Diciembre del año pasado, la ONU estimó que se necesita un récord de 51.5 mil millones de dólares para ayudar a 230 millones de las personas más vulnerables del mundo en casi 70 países en 2023. La investigación comparó estas dos cifras, llegando a la conclusión de que la cantidad de dinero entregada a los accionistas de las empresas alimentarias “es más que suficiente para financiar las necesidades básicas” de los más vulnerables.
Se señaló que una de las razones clave para la especulación y el aumento de los precios de los alimentos es la falta de información clara de las corporaciones alimentarias sobre el sistema alimentario y las cadenas de suministro. Las empresas “tienen un control desproporcionado, no solo sobre las cadenas de suministro”, sino también sobre la información sobre ellas. Ellos ocultan información que contribuiría a una estabilización de los precios, si se publicara “con total transparencia”, destacó la investigación.
“Este es el nuevo colonialismo. Los gobiernos de África han permitido que los ultrarricos de Estados Unidos y Europa retengan demasiado poder sobre los africanos y nuestro sistema alimentario. Ellos construyeron un sistema que sería vulnerable a los choques (…). Es por ellos que la guerra y la peste conducen a la hambruna, y a que los ricos se vuelvan más ricos”, dijo Hellen Dena, gerente de comunicación e historia de Greenpeace África.
El informe subrayó que el actual “sistema vulnerable” debe cambiarse, y que esto podría conseguirse “logrando la soberanía alimentaria”, lo que significaría la creación de un sistema alimentario socialmente más justo y ecológico. En este sentido, Greenpeace instó a los responsables políticos a empoderar a los consumidores y productores de alimentos. También pidió a los gobiernos que introduzcan medidas para reducir el poder de las empresas alimentarias que dominan el sistema.
Fuente: Sputnik