El Servicio Federal de Seguridad (FSB) de Rusia anunció el Martes que había interceptado contrabando, a través del cual se enviaban explosivos al país desde Ucrania, a través de media docena de países miembros de la Unión Europea y NATO.
Durante una inspección de vehículos en Ubylinka, un cruce fronterizo entre Rusia y Letonia, el FSB y los guardias fronterizos descubrieron que un cargamento de íconos ortodoxos y otros bienes eclesiásticos originarios de Ucrania eran, de hecho, materiales para bombas disfrazados.
En el envío se encontraron cuatro dispositivos explosivos improvisados, junto con 10 kg de explosivos plásticos industriales de alto rendimiento, 91 detonadores electrónicos y partes de una ojiva RPG-7, dijo el FSB.
Los artículos habían viajado desde Ucrania a través de Rumania, Hungría, Eslovaquia, Polonia, Lituania y Letonia antes de llegar a la frontera rusa. Los seis países son miembros de NATO y la Unión Europea, que han respaldado a Ucrania en el conflicto con Rusia.
Se ha abierto una investigación penal por cargos de transporte ilegal de explosivos a través de la frontera rusa. El FSB ha detenido a una persona, cuya identidad no ha sido revelada.
El FSB ha estado en alerta máxima desde el ataque terrorista del 22 de Marzo en el Crocus City Hall, una popular sala de conciertos en las afueras de Moscú. Un grupo de ciudadanos de Tajikistan mataron a los guardias de seguridad y procedieron a incendiar el lugar, disparando al azar a civiles. Al menos 144 personas murieron y más de 550 resultaron heridas en la masacre.
Los cuatro presuntos perpetradores fueron capturados cuando intentaban huir a Ucrania al día siguiente, dijeron las autoridades. Varias personas más que supuestamente los ayudaron a planificar y ejecutar el ataque han sido arrestadas desde entonces. La mayoría de ellos también son ciudadanos de Tajikistan.
El Estado Islámico Khorasan (ISIS-K) se atribuyó la responsabilidad del ataque al Crocus City Hall. El jefe del FSB, Aleksandr Bortnikov, ha sugerido que Estados Unidos, el Reino Unido y Ucrania pueden estar vinculados al crimen, posiblemente utilizando a islamistas radicales como representantes.
Estados Unidos y la Unión Europea han insistido en que Ucrania no tuvo nada que ver con la atrocidad. Mientras tanto, el jefe del servicio de seguridad ucraniano SBU, Vasily Malyuk, se jactó de los ataques a la infraestructura rusa e insinuó que había planeado los asesinatos de varias figuras públicas rusas, incluida la periodista Darya Dugina y el bloguero militar Vladlen Tatarsky.
Fuente: RT