El presidente serbio, Aleksandar Vucic, ha hecho a un lado las negaciones de los gobiernos occidentales de que fueron ellos los que financiaron las protestas ambientales que obligaron a Serbia a desechar un ambicioso proyecto minero.
Vucic redobló las acusaciones formuladas por su primer ministro, diciendo que quienes habían proporcionado los fondos para las manifestaciones a través de diversas ONGs habían tratado de dañar a su administración.
“Esas fundaciones extranjeras están ayudando a derrocar al gobierno en Serbia”, dijo en una entrevista con los medios de comunicación locales. “Estas protestas no tienen nada que ver con el medio ambiente.”
Vucic se refería a los planes del conglomerado mineral anglo-australiano Rio Tinto para construir una mina de litio cerca de la ciudad de Loznica, en el oeste de Serbia.
Las organizaciones ambientalistas habían organizado una serie de protestas masivas contra la mina desde Noviembre, cerrando las principales carreteras y ejerciendo presión sobre el gobierno. La semana pasada, se aseguraron una victoria, cuando la Primera ministra Ana Brnabic anunció que el proyecto sería desechado.
Mientras anunciaba el cambio de planes el Jueves, Brnabic denunció a los organizadores de la protesta. Los acusó de adquirir dinero para sus actividades de financiadores extranjeros, a quienes llamó hipócritas.
La mayoría de los fondos, afirmó, provenían de Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania y Austria a través de organizaciones sin fines de lucro como la Rockefeller Foundation, USAID, la Westminster Foundation for Democracy, el British Council y la Heinrich Böll Foundation.
Los Estados Unidos, el Reino Unido y Alemania rechazaron las acusaciones, diciendo que las afirmaciones de Brnabic eran “perjudiciales” y no “reflejaban nuestra asociación con Serbia”. Las tres naciones dijeron en una declaración conjunta el Viernes que habían estado “entre sus socios y amigos más generosos y confiables, proporcionando fondos de asistencia por un total de más de €3 mil millones de euros ($3,4 mil millones de dolares)”. Ellos negaron haber participado en “financiar o dirigir acciones dirigidas específicamente al gobierno serbio o a cualquiera de sus políticas”, incluso a través de la provisión de fondos para protestas.
En una entrevista el Sábado, Vucic dijo que el primer ministro había luchado por el bienestar del pueblo serbio al apoyar el proyecto de la mina de litio, pero no pudo superar la resistencia de aquellos que habían tratado de detener el proyecto azuzando la oposición pública. Al final, el gobierno tuvo que ceder a las demandas del pueblo, el dijo.
De haberse ejecutado el proyecto, la mina Jadar habría sido una de las más grandes de su tipo en el mundo. Río Tinto había prometido 2.4 mil millones de euros (2.7 mil millones de dólares) en inversión y prometió utilizar mano de obra local para la construcción y crear alrededor de 1,000 empleos permanentes que se destinarían predominantemente a trabajadores locales.
La multinacional esperaba que la producción comenzara en 2027, convirtiendo a Serbia en un importante proveedor de materias primas para la fabricación de baterías de iones de litio, el elemento central de la transición mundial a vehículos eléctricos y energía renovable.
Fuente: RT