Afganistán se enfrenta a una hambruna severa, la peor en décadas, que podría llevar a la muerte de millones de personas. La sequía, combinada con un recorte drástico de la ayuda, ha dejado a muchos afganos al borde de la inanición.
Los informes sugieren que 24.4 millones de personas – más de la mitad de los 37.3 millones de habitantes del país – se enfrentan al hambre extrema, y el 98% no come lo suficiente.
Según la organización benéfica Save the Children, 3.9 millones de niños afganos sufren malnutrición grave y 13 millones necesitan ayuda desesperadamente. Las cosas se han vuelto tan desesperadas que las niñas, que eventualmente terminarán como novias infantiles, están siendo vendidas por familias desesperadas para poder comprar alimentos.
Es evidente para todos que Afganistán está al borde de una catástrofe humanitaria. Antes de la calamitosa retirada de los Estados Unidos y NATO en Agosto del año pasado, el 80% del presupuesto del gobierno afgano provenía de la ayuda internacional. Sin embargo, desde el regreso de los talibanes, esta ayuda se ha retirado en gran medida, lo que ha dejado al país al borde de la hambruna.
Sin embargo, ha habido compromisos de prestar asistencia a Afganistán, y el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó recientemente una resolución que exime a la ayuda humanitaria de las sanciones impuestas al régimen talibán.
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La Unión Europea ha prometido donar 1,000 millones de dólares, y los Estados Unidos también han prometido 308 millones de dólares adicionales, además de los 782 millones de dólares en ayuda humanitaria que ya han proporcionado. Pero esto no se parece en nada a la cantidad que Afganistán estaba recibiendo antes de la retirada estadounidense.
También hay problemas para que la ayuda llegue a las personas que más la necesitan. Actualmente se entrega por carretera, ya que la mayoría de los vuelos a Kabul han sido suspendidos.
La razón de esto es que los Estados Unidos están decididos a impedir que los talibanes desvíen los fondos, por lo que la ayuda no se está entregando a través de canales oficiales. Además, Estados Unidos está utilizando la ayuda como medida de coerción para obligar a los talibanes a reconocer los derechos de las mujeres, tanto en la educación como en el empleo.
Aunque esta postura sin duda está contribuyendo a la hambruna que se avecina, cuenta con el apoyo de los votantes estadounidenses, por lo que no espere un cambio de política en el corto plazo. Una encuesta reciente mostró que “el 60 por ciento de los votantes estadounidenses, incluido el 47 por ciento de los demócratas y 3 de cada 4 republicanos, se oponen al envío de ayuda financiera para mitigar las múltiples crisis humanitarias en Afganistán porque el dinero podría terminar en manos de los talibanes”. Sin embargo, el hecho de que la mayoría apoye una política no significa que sea moralmente correcta.
No hay que olvidar que Estados Unidos ocupó Afganistán ilegalmente durante 20 años. Por lo tanto, seguramente debe tener alguna responsabilidad por lo que está sucediendo ahora. Se deben hacer preguntas sobre dónde se gastaron realmente los 2 billones de dólares que Joe Biden afirmó que se gastaron en Afganistán. Además, no olvidemos que los talibanes solo están de vuelta en el poder debido a la calamitosa fuga de Biden de Kabul en Agosto pasado.
En ese momento, el US Secretary of State, Antony Blinken, tuiteó que “Estados Unidos continuará apoyando la ayuda humanitaria al pueblo afgano. No fluirá a través del gobierno, sino a través de organizaciones independientes, como las agencias de las ONU y las ONGs. Esperamos que ni los talibanes ni nadie obstaculicen esos esfuerzos.”
Sin embargo, desde la ridícula retirada y las terribles escenas de personas desesperadas cayendo de aviones en el aeropuerto de Kabul, el Banco Mundial ha congelado sus reservas de efectivo de 9 mil millones de dólares en Afganistán. La lógica es que si las reservas fueran liberadas, caerían en manos de los talibanes.
Sin embargo, no importa lo que usted piense de los talibanes – y resulta que crea que son bárbaros – no se puede esperar que ellos resuelvan los problemas de Afganistán después de solo seis meses en el poder, especialmente cuando sus manos han estado atadas financieramente.
Ha habido llamamientos de políticos prominentes para que se libere más ayuda. Por ejemplo, el ex primer Ministro británico Gordon Brown dijo que “Gran Bretaña debería convocar una conferencia para recaudar 4.5 mil millones de dolares para ayudar a los 22 millones de personas de Afganistán que están en peligro de morir de hambre.”
He sido un crítico por largo tiempo del presupuesto de ayuda exterior del Reino Unido, y aplaudí su reducción el año pasado. Sin embargo, creo que aliviar los problemas del pueblo afgano y evitar la hambruna masiva sería un uso justificado de ese presupuesto.
Occidente, y en particular Estados Unidos, se enfrenta ahora a una dura elección: puede negociar con los talibanes y liberar el dinero en efectivo para salvar miles, si no millones de vidas; o puede mantener la libreta de cheques cerrada y los activos de Afganistán congelados, lo que sin duda provocará la muerte de innumerables personas inocentes.
Sé qué opción tomaría, aunque tener que lidiar con los talibanes se haría con los dientes apretados. El simple hecho, sin embargo, es que Occidente no puede permitir que la gente muera de hambre despues que huyó de Afganistán.
Fuente: RT