A pesar de la suposición actual en Estados Unidos durante mucho tiempo de que los retrocesos democráticos están vinculados a adversarios percibidos como Rusia y China, los datos en realidad parecen apuntar a los propios Estados Unidos.
De todos los lugares, la noticia de este declive democrático se informó recientemente en el New York Times. Según datos de V-Dem, Estados Unidos y sus aliados (definidos como países con un compromiso formal o implícito de defensa mutua) han representado solo el 5% de los aumentos mundiales de la democracia en la década de 2010, mientras que tienen el 36% de las disminuciones. De hecho, V-Dem afirma, los países aliados de Estados Unidos vieron sus democracias declinar casi el doble de la tasa de los paises no aliados.
Esto obviamente plantea la pregunta: ¿por qué? Responder a esto es una tarea difícil incluso para los politólogos más astutos, pues obviamente no es tan simple como culpar a Trump. Veamos algunas de las posibles razones.
En primer lugar, contrariamente a una suposición de largos años, la influencia estadounidense en realidad no conduce a que los países quieran ser como Estados Unidos. Un estudio del Pew Research Center del 1 de Noviembre encontró que solo el 17% de las personas en sus países de encuesta vieron la democracia estadounidense como algo que vale la pena emular, contra el 23% que dijo que nunca fue un buen ejemplo.
¿Por qué es esto? Bueno, la democracia estadounidense apesta. Si la democracia significa que se supone que la opinión pública debe decidir las políticas, entonces Estados Unidos es un fracaso abyecto. La opinión pública en realidad no significa casi nada, considerando que los Estados Unidos es una plutocracia funcional – un gobierno de, por y para los ricos.
También está empeorando. Los derechos al voto están bajo ataque en todo el país, los políticos pueden elegir a sus votantes en lugar de que sus votantes los elijan a ellos, gracias a la manipulación de las cicunscripciones electorales, y una cantidad significativa del país (es decir, la mayoría de los votantes republicanos) ya no cree que las elecciones tengan integridad.
Diablos, basta con mirar el hecho de que el ganador de las elecciones presidenciales de Estados Unidos no fue el ganador del voto popular dos veces este siglo: George W. Bush en 2000 y Donald Trump en 2016. ¿Hay algo más que demuestre más perfectamente lo antidemocrática que es la democracia estadounidense?
Aquellos que defenderían el sistema estadounidense dirán que el país nunca fue diseñado para ser completamente democrático, y ellos de hecho tendrían razón. Desde el principio, la democracia estadounidense fue diseñada para ser excluyente, ya que la Constitución fue creada para defender las relaciones de clase y raciales existentes en los Estados Unidos del siglo 18.
Esta es la razón por la que los ricos banqueros y dueños de esclavos que crearon la Constitución defendieron la institución de la esclavitud y respaldaron los derechos de los acreedores literalmente hasta la empuñadura. Esto también explica por qué el Senado no era elegido directamente hasta que la Enmienda 17 fue ratificada en 1913, por qué solo los hombres blancos que poseían propiedades podían votar, y por qué el presidente todavía técnicamente no es elegido directamente por los resutados de la votación. Ellos querían evitar cualquier alteración de su poder, que obviamente continúa hoy.
Los aliados estadounidenses en todo el mundo también están viendo desventajas en la democracia debido al surgimiento de la “democracia iliberal”, que es un término que aparentemente se refiere al tipo de formas de democracia centradas en el nacionalismo en países como Polonia y Hungría.
Mucho de esto tiene que ver con la falta de fe en las instituciones tradicionales lideradas por Occidente como NATO y, en el caso de los países europeos antes mencionados, la Union Europea, lo que estimula una reverencia por la soberanía nacional. Mucho de esto también tiene que ver con la influencia estadounidense a través de la desinformación alimentada por las redes sociales y el discurso de odio que se origina en plataformas con sede en Estados Unidos como Facebook y Twitter.
No es ningún secreto, como ha sido objeto de innumerables artículos vinculados a los ‘Facebook Papers’, que Meta, la empresa matriz de Facebook, tiene un algoritmo que fomenta la polarización política, especialmente la radicalización a la derecha iliberal. Meta también tiene problemas fundamentales para moderar el contenido en idiomas extranjeros, lo que significa que la desinformación y el discurso de odio en los mercados internacionales o en idiomas distintos del inglés no disminuyen.
Pero no se trata solo de cosas en las redes sociales – también en los medios tradicionales. El US security partnerships implican ser un estado cliente para el capital estadounidense, lo que, a su vez, abre las compuertas para que las grandes empresas de medios estadounidenses compren influencia y difundan información falsa, que perpetúa el odio y la división, lo que despedaza a la sociedad civil. Esto es extremadamente evidente, por ejemplo, en toda la Unión Europea con respecto a la influencia de los medios de comunicación estadounidenses frente a Rusia y China.
Como anécdota, Prima, la mayor estación de televisión privada de la República Checa, se asoció con CNN International el año pasado, lo que se ha traducido en una interferencia estadounidense aún más desmesurada en los medios nacionales y la sociedad civil. Esto está sucediendo en todo el mundo con los aliados de Estados Unidos.
Otro punto a considerar es que las ganancias democráticas comparativas de aliados no estadounidenses hablan del proceso de descolonización en curso. Mientras que Estados Unidos apoyó la democracia liberal en Europa como un medio para hacer retroceder a la Unión Soviética en el siglo 20, apoyó (y continúa apoyando) dictadores brutales en casi todas partes del mundo.
Vienen a la mente carniceros como Suharto de Indonesia, Ferdinand Marcos de Filipinas, Fulgencio Batista de Cuba, Augusto Pinochet de Chile y Hissene Habre de Chad, así como sus equivalentes modernos como Mohammed bin Salman de Arabia Saudita.
Sin embargo, este proceso se está revirtiendo, gracias al declive de la hegemonía estadounidense y al emergente orden mundial multipolar. A medida que la hegemonía global de Estados Unidos continúe declinando, el “Tercer Mundo”, o el Sur Global, naturalmente verá ganancias democráticas, ya que la interferencia de Estados Unidos en estas regiones nunca pretende estar basada en nada más que la pura explotación y supresión de los derechos políticos.
Para muchos de nosotros, la noticia de que Estados Unidos puede no ser el líder mundial de la democracia no es una sorpresa. Esto es sólo un hecho. Pero ahora los datos muestran una imagen clara de que Estados Unidos, incluso entre sus propios aliados, es muy probable que sea la mayor amenaza para la democracia en el planeta. ¿Veremos finalmente a Estados Unidos dejar de culpar a otros países por los problemas que está creando?
Fuente: RT