El 20 de Octubre de 2021, se cumplen diez años desde que el líder revolucionario de Libia Muammar Gaddafi fue asesinado por fuerzas rebeldes que habían derrocado su gobierno con un amplio apoyo de las fuerzas de NATO. Una década después, la que había sido la nación más próspera de África esta fracturada y desmoronandose.
“Antes de 2011, los libios eran los dueños de su destino. Desde entonces hemos visto 10 años de injusticia, bombardeos, asesinatos y secuestros”, dijo Mohammad Abi Hamra, residente de Bani Walid, a France 24 el Miércoles.
“La revolución está destinada a traer un cambio para mejorar. Pero lo que ha sucedido desde 2011 no ha sido una verdadera revolución, ha sido una conspiración contra Libia”, el agregó.
La ciudad de 85,000 habitantes permaneció leal a Gaddafi hasta el final, y el apoyo a su legado sigue siendo fuerte en la ciudad. Hoy, apoyan a uno de los hijos del líder asesinado, Saif al-Islam, que entró en la contienda el mes pasado para la presidencia libia, que se decidirá en las elecciones a finales de año.
Sin embargo, una década de guerra civil ha hecho que la posición esencialmente carezca de sentido. En el occidente, el Gobierno de Acuerdo Nacional aprobado por la ONU bajo Fayez al-Sarraj gobierna desde la capital tradicional Trípoli, mientras que el este está dominado por el Ejército Nacional Libio bajo el mando del mariscal de Campo Khalifa Haftar, cuya base se encuentra en la fortaleza de Tobruk, cerca de la frontera con Egipto.
Gaddafi llegó al poder en 1969 en un golpe de estado que derrocó a la monarquía del Rey Idris, que era apoyada por la antigua potencia colonial Italia y la dictadura griega de Georgios Papadopoulos. Aunque motivados por el socialismo árabe, rechazaron el marxismo-leninismo debido a su ateísmo y en su lugar incorporaron elementos socialistas significativos en un gobierno islámico de democracia directa, que Gaddafi finalmente llamó la Great Socialist People’s Libyan Arab Jamahiriya . Sin embargo, Gaddafi siguió siendo su líder titular y representante en el escenario mundial.
Basado en la nacionalización de la enorme riqueza petrolera del país, Libia bajo Gaddafi implementó amplios programas de bienestar social que incluían educación gratuita, atención médica, electricidad e incluso préstamos sin intereses. Tener un hogar se consideraba un derecho humano. Libia pasó de ser un remanso atrasado a una sociedad rica, educada y urbana.
Libia no solo estaba libre de deuda, sino que ayudó a otros países africanos a escapar de sus deudas con las naciones europeas y con instituciones como el Fondo Monetario Internacional, que requiere que los prestatarios reestructuren sus economías siguiendo líneas neoliberales de libre mercado. Gaddafi, un comprometido panafricanista, ayudó a establecer la Unión Africana y estaba sentando las bases para un banco central africano independiente.
Los 42 años de gobierno de Gaddafi llegaron a su fin rápidamente a principios de 2011, cuando las protestas apoyadas por Occidente estallaron temprano durante los levantamientos de la Primavera Árabe, que habían comenzado en la cercana Túnez. Cuando esas protestas se convirtieron en una revuelta armada, y el ejército libio respondió de la misma manera, NATO organizó rápidamente ataques aéreos y de misiles de crucero que dieron a los rebeldes la ventaja.
Para el 20 de Octubre, Gaddafi solo controlaba una pequeña área alrededor de su ciudad natal de Sirte. Después de que su convoy fuera atacado por aviones de NATO, Gaddafi buscó cobertura en una alcantarilla protegida, donde fue encontrado. En video en vivo, el líder revolucionario fue golpeado por sus captores rebeldes y sodomizado con una bayoneta antes de morir. Su cuerpo fue congelado durante varios días, para confirmar que estaba realmente muerto.
Más tarde ese día, la entonces US Secretary of State Hillary Clinton fue informada de la muerte de Gaddafi durante una entrevista. “We came, we saw, he died”, cacareó, imitando la jactancia del antiguo conquistador romano Julio César después de conquistar el Reino del Ponto en el año 47 A.C.
Hoy en día, las otrora gloriosas ciudades de Libia están en ruinas, las casas a las que todo ciudadano tenía derecho alguna vez están bombardeadas y convertidas en cascos de hormigón. Los mercados de esclavos al aire libre han traído la trata de personas a una escala horrible, ya que los migrantes que huyen de conflictos en África intentan arriesgarse a cruzar el agua hacia Europa. Daesh y otros grupos terroristas han florecido en el caos, apoderándose del remoto desierto interior del país y extendiéndose por gran parte de África Occidental.
Fuente: Sputnik