Entre los años 2013 y 2015, el gigante estadounidense Coca-Cola pagó a científicos estadounidenses para minimizar el efecto de sus bebidas azucaradas en el desarrollo de la obesidad, reveló un estudio publicado en el journal Public Health Nutrition.
Un equipo internacional de investigadores analizó más de 18,000 páginas de correos electrónicos entre The Coca-Cola Company en Atlanta, la West Virginia University y la University of Colorado.
Ambas universidades estadounidenses formaban parte de la Global Energy Balance Network (GEBN), que afirmaba ser una organización sin fines de lucro que estudiaba la obesidad, y que funcionó en los años 2014 y 2015.
No obstante, el reciente análisis reveló que este grupo fue financiado por Coca-Cola para maquillar la relación entre las bebidas azucaradas y la obesidad.
El grupo de científicos terminó siendo un equipo de vanguardia de Coca-Cola, que promovió la idea de que era la falta de ejercicio, no una mala dieta, la principal causa de la obesidad en Estados Unidos.
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Asimismo, el grupo trató de ocultar el hecho de que Coca-Cola había financiado su investigación y la suma de dinero donado por la empresa refresquera. Coca-Cola financió directamente a GEBN, donando al menos 1.5 millones de dólares, y distribuyó varios millones más a los académicos afiliados a GEBN para realizar investigaciones.
“Esta es una mancha en la historia de la salud pública y una advertencia sobre los peligros de aceptar fondos corporativos para el trabajo de investigación de la salud pública”, declaró Gary Ruskin, uno de los autores de la investigación, al indicar que Coca-Cola llevó a cabo “las clásicas tácticas de las tabacaleras para proteger sus beneficios”.
Según el análisis, había dos principales estrategias. La primera consistía en ocultar a Coca-Cola como fuente de financiación y realizar pruebas basadas en la dieta y en cuestiones relacionadas con la salud pública.
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Por ejemplo, en una serie de correos electrónicos (e-mails), los investigadores trataron de aumentar el número de asociados y donantes para que no pareciera que la estadounidense Coca-Cola era el ente de financiación principal. También consultaron sobre la política de las universidades de publicar el monto de las donaciones para no tener que revelar cuánto había aportado Coca-Cola.
La segunda estrategia fue formar una coalición para establecer una red de investigadores de Coca-Cola y desarrollar relaciones con los responsables políticos.
Se trataba de reuniones de investigadores con miembros de la West Virginia Legislature y de apoyar a un pequeño grupo de científicos llamado ‘e-mail famil’’ de la mano de la entonces Coca-Cola Vice President, Rhona Applebaum.
“Tener a académicos de la salud pública en una ‘e-mail family’ con Coca-Cola es como tener criminólogos en una e-mail family con Al Capone”, declaró Ruskin.
El análisis se publicó en el journal Public Health Nutrition.
Fuente: Sputnik