Mientras el ejército árabe sirio, la aviación rusa y Hezbollah se están preparando para terminar con Daesh (ISIS), el Pentágono está planeando una nueva guerra contra Siria, esta vez con tropas kurdas. Así como la misión del Califato era crear un “Sunnistán” mezclando a Irak y Siria, la misión de Rojava es crear un Kurdistán entre los dos estados, como ha declarado públicamente el Pentágono durante los últimos cuatro años.
Según la gran estrategia estadounidense, definida por el Almirante Cebrowski en 2001 y publicada en 2004 por su asistente Thomas Barnett, todo el Gran Oriente Medio debe ser destruido excepto Israel, Jordania y el Líbano.
En consecuencia, la inminente victoria contra Daesh no cambiará nada en las intenciones del Pentágono.
El presidente Trump está en contra de la manipulación de los yihadistas. El ha detenido el apoyo financiero y militar que su país les estaba dando, y ha logrado convencer a Arabia Saudita y Pakistán para que hagan lo mismo. Trump ha modificado las políticas de la OTAN en la materia. Sin embargo, nada aún indica si también se opondrá o no a la gran estrategia del Pentágono. En lo que se refiere al Interior de los Estados Unidos, todo el Congreso está en su contra, y no tiene posibilidad de impedir un procedimiento de destitucion que no sea negociar con el Partido Demócrata.
Donald Trump ha compuesto su administración de antiguos funcionarios de la administración Obama, varios políticos oportunistas, muchos representantes improvisados y muy pocas personalidades confiables.
Su representante especial contra Daesh, Brett McGurk, es un ex-colaborador del presidente Obama, y se supone que debe servir la nueva política de Trump. El 18 de agosto, organizó una reunión con los líderes tribales para “luchar contra Daesh”. Sin embargo, las fotografías que publicó atestiguan el hecho de que, por el contrario, varios de los líderes de Daesh también participaron en la reunión.
En la misma línea, helicópteros de las Fuerzas Especiales de Estados Unidos exfiltraron a dos líderes europeos de Daesh y sus familias de las afueras de Deiz ez-Zor, antes de que pudieran ser hechos prisioneros por el Ejército Árabe Sirio el 26 de agosto. Dos días después, también exfiltraron a unos veinte oficiales de Daesh.
Todo parece como si el Pentágono estuviera guardando su estructura yihadista y conservándola para otras operaciones en otros lugares. Simultáneamente, está preparando un nuevo episodio contra Siria con un nuevo ejército, que, esta vez, estará compuesto por las fuerzas kurdas.
Esta guerra, como la guerra contra el califato, fue anunciada hace cuatro años en el New York Times por Robin Wright, investigador del Instituto de Paz de los Estados Unidos (equivalente al NED para el Pentágono). El Pentagono también planeó dividir a Yemen en dos estados, potencialmente compartidos entre Saudi Arabia y los Emiratos Arabes Unidos (UAE) – y finalmente, por último pero no menos importante, desmembrar a Arabia Saudita.
Por otra parte, el proyecto «Rojava» corresponde a la estrategia israeli, que desde finales de los noventa y el desarrollo de misiles ya no se centra en el control de sus regiones fronterizas (Sinaï, Golán y Líbano meridional) sino en tomar a sus vecinos por detrás (de ahí la creación de Sudán del Sur y eventualmente, Greater Kurdistán).
La campaña de reclutamiento de soldados europeos para el proyecto «Rojava» acaba de comenzar. A priori, podría reunir tantos combatientes como lo hizo para la yihad, en la medida en que los miembros de los grupos anarquistas que proporcionan mano de obra son tan numerosos en Europa como prisioneros de derecho común.
De hecho, la red yihadista comenzó en las prisiones francesas antes de convertirse en una “cruzada” generalizada. Es probable que el reclutamiento dentro del movimiento anarquista también se extienda a medida que el conflicto continúa. Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Alemania, que organizaron este reclutamiento, planearon a largo plazo. Utilizo la palabra «cruzada» deliberadamente, porque estas guerras en la Edad Media, como la que acabamos de experimentar, eran de hecho operaciones imperialistas europeas contra el pueblo del Gran Oriente Medio. Es igualmente grotesco afirmar que hay un vínculo entre el mensaje de Cristo y las cruzadas como para afirmar que hay un vínculo entre el Profeta y el yihadismo. En ambos casos, los comandantes eran “occidentales”, y estos conflictos sirvieron exclusivamente al imperialismo occidental. Las sucesivas cruzadas sangraron a través de dos siglos, y la mayoría de los cristianos en el Levant lucharon junto a sus compatriotas musulmanes contra los invasores.
No hace mucho, el ministro francés de Asuntos Exteriores, Laurent Fabius, declaró públicamente que el presidente Assad «no merecía estar en la Tierra», y confirmó que los yihadistas estaban haciendo un «buen trabajo». Muchos jóvenes respondieron a su llamada uniéndose a Al-Nusra (Al-Qaïda), luego a Daesh. Hoy, el ex ministro francés de Asuntos Exteriores, Bernard Kouchner, anunció públicamente que Francia apoyaría la creación de un Estado que incluya al Kurdistán iraquí y el corredor al Mediterráneo vía Siria. Algunos jóvenes europeos ya han respondido a este llamado, y muchos otros lo seguirán.
Hoy, como en 2011-12, la prensa occidental se ha puesto del lado de este nuevo ejército anti-sirio, apoyado por sus gobiernos. Nunca cuestionará la traición de Abdullah Öcalan, que renunció al marxismo-leninismo por la anarquía. Se repetirá que el Kurdistán ya ha sido reconocido por la Conferencia de Sèvres, en 1920, pero evitará mirar los documentos que especifican sus fronteras. Creerá que es legítimo en Irak y Siria, aunque actualmente se encuentra en Turquía. Ignorará el hecho de que las fronteras no corresponden a nada más que a los planes desarrollados por el Pentágono.
El referéndum para la independencia de la región iraquí de Kurdistán y los territorios anexados con la ayuda de Daesh inicio el arranque de esta operación, el 25 de septiembre. Al igual que en 2014, se pretende destruir simultáneamente a Irak y Siria, esta vez sin crear un «sunnistan» de Rakka a Mossul, sino un «Kurdistán», en un territorio que una Erbil y Kirkuk con el Mediterráneo.
Fuente: Voltaire